A pesar de aquel tiempo
complicado que le tocó vivir, Puri siempre supo sobreponerse a las dificultades
con dedicación y sacrificio en cada uno de los múltiples trabajos que ejerció a
lo largo de su vida laboral
Purificación nació en Espinaredo
el 29 de mayo de 1929 en el seno de una familia humilde. Sus padres Silverio y
Paz eran labradores y ella la mayor de siete hermanos. A muy temprana edad
empieza a ayudar a sus padres cuidando el ganado, en aquel momento la familia era
vista como una comunidad en la que todos debían aportar su trabajo desde muy
jovenes.
A los 16 Años se traslada a Gijón
y se dedica a cuidar niños de varias familias, y posteriormente entra de
dependienta en una tienda de comestibles. A los 25 años se casa con Manuel
Amor, de profesión fotógrafo, y un año
más tarde tiene a Ángeles, su primera hija. Lejos de quedarse en casa, Purificación
decide nuevamente ayudar a la economía familiar y empieza a asistir por varios
domicilios y a repartir las fotos del negocio de su marido.
Eran años difíciles y en 1960 deciden emigrar a Bruselas, donde
nacerían dos hijos más; Renée y Carmen. Allí emprende su propio negocio de
hostelería y abre el bar restaurante “Gijón-Costa Verde”. Un trabajo nuevo y
desconocido para ella donde empieza a demostrar sus dotes culinarias haciendo
famosas sus recetas de comida asturiana, entre ellas la merluza a la cazuela
que alcanzó un gran éxito entre los bruselenses.
En el año 1968 Purificación y
Manuel deciden volver a España, instalan su residencia en Quintueles y
construyen una granja porcina, aunque Puri vuelve a trabajar en hostelería como
empleada, y mientras tanto nace su cuarto hijo Carlos.
Después de unos años dedicados a
la familia decide meterse de lleno en el negocio de restauración y en 1984 se
hace cargo del bar El Mariñán de Quintueles, donde gracias a su sacrificio y al
mucho trabajo y dedicación se fue forjando una gran clientela, que más que
clientela era como una gran familia. Por el
verano eran muchos los antiguos clientes y amigos de Bruselas que venían
a hacerle una visita y a degustar su comida. Finamente, tras 20 años regentando
El Mariñán, en 2004 deja el negocio y se jubila a la edad de 75 años.
Hoy, a sus 93 años, Puri sigue súper activa y a la cabeza de su matriarcado. Una mujer muy luchadora y siempre dispuesta a participar y ayudar a sus hijos en cualquier evento sin escatimar esfuerzos