Antes se discutía para subir al campanario y demostrar quién era el que mejor tocaba, ahora ya no se discute porque cada vez van quedando menos aficionados.
El éxodo de la España rural, la mecanización masiva desde mediados del siglo pasado y la falta de sensibilización hacia un sistema de comunicación, en muchos casos autóctono, han provocado que el toque manual de campanas sufra un abandono casi total.
Aquí en Quintes, gracias a un reducido número de aficionados, la tradición aún se mantiene viva en actos religiosos o actividades festivas relevantes.
QUINTES Mirador del Cantábrico