La matanza del gochu fue durante años una de las mas importantes fuentes de sustento de las familias de la zona rural. El sacrificio del animal proporcionaba carne y embutidos durante la mayor parte del año para la alimentación de la familia. En la actualidad, la tradición de la matanza familiar se está extinguiendo.
El día de San Martín siempre se ha considerado como fecha tradicional de la matanza. De ahí el dicho popular »A cada Gochín le llega su San Martín«. Este dicho aunque va dirigido al gochu suele referirse a las personas y su destino es, una metáfora cruel.
San Martín da el pistoletazo de salida para la matanza el 11 de Noviembre de cada año. A partir de esta fecha, según la zona y climatología, empieza la temporada. La costumbre popular en la matanza del cerdo es repartir las tareas entre hombres y mujeres. El hombre hace las tareas que requieren más fuerza: matar, pelar, colgar, abrir, y descuartizar al animal. Las mujeres por su parte, recogen la sangre del cerdo, limpian las tripas para hacer las morcillas, pican cebolla y la grasa para las mismas, manejan la máquina choricera, etc.
Antiguamente, tras las tareas, se invitaba a vecinos, amigos y parientes de la familia que mataba a degustar el adobo, la sopa de fegado y otros alimentos tradicionales. También se mandaba la prueba que era devuelta cuando mataban ellos.
El día de San Martín siempre se ha considerado como fecha tradicional de la matanza. De ahí el dicho popular »A cada Gochín le llega su San Martín«. Este dicho aunque va dirigido al gochu suele referirse a las personas y su destino es, una metáfora cruel.
San Martín da el pistoletazo de salida para la matanza el 11 de Noviembre de cada año. A partir de esta fecha, según la zona y climatología, empieza la temporada. La costumbre popular en la matanza del cerdo es repartir las tareas entre hombres y mujeres. El hombre hace las tareas que requieren más fuerza: matar, pelar, colgar, abrir, y descuartizar al animal. Las mujeres por su parte, recogen la sangre del cerdo, limpian las tripas para hacer las morcillas, pican cebolla y la grasa para las mismas, manejan la máquina choricera, etc.
Antiguamente, tras las tareas, se invitaba a vecinos, amigos y parientes de la familia que mataba a degustar el adobo, la sopa de fegado y otros alimentos tradicionales. También se mandaba la prueba que era devuelta cuando mataban ellos.