Compartimos foto en recuerdo de la última intervención
del coro y su director José Antonio Varas en la fiesta de Granderroble (5 agosto del año
2020)
08 agosto 2025
Antiguo coro de Quintueles en la misa de Granderroble
31 mayo 2025
FOTO compañeros de excursiones en el Clarín (diciembre 2015)
Hoy recordamos con nostalgia aquella divertida fiesta para despedir el año y brindar por futuras excursiones juntos.
La complicidad, el compañerismo, la alegría y las ganas de pasarlo bien, han sido siempre los pilares que dieron vida durante varios años a este grupo de vecinos y amigos en diferentes excursiones organizadas por la sociedad Clarín.
12 agosto 2024
1989 desfilando por el barrio de Santana el día de la fiesta
Luciano Tuero, José Luis Lara Nosti e integrantes del grupu folcloricu Les Xanines se dirigen a la Carbayera para unirse a las carrozas de otros barrios
Hoy recuperamos la etiqueta “UN RINCÓN PARA EL RECUERDO” recordando a “Curro y Lara”, dos grandes colaboradores de las fiestas de Santa Ana en Quintes.
Los carteles de gran tamaño (100 x 70 centímetros), realizados
por Lara fueron durante años un signo distintivo de las fiestas, en cuanto a los
desfiles y construcción de las carrozas era cosa del Curro y un grupo de amigos….
Lobón, Lara, Pachu, Julián, Llabona, Eduardo, Roberto, Maese, Maximino, Vale,
Oscar.... etc.
Necesito fotos antiguas para seguir actualizando la historia
del pueblu, las recojo y escaneo, o me las mandáis al wasap 666057743.
19 octubre 2023
08 enero 2023
“Pilín el de Meregilda”, canteru entre las olas
Recordando a Emilio Menendez Rea,
Pilín (Quintueles 1923 – Quintes 1987
Si alguien se adentra, aún hoy,
por el pedreru de la playa de la Ñora en dirección a la Peña de Quintueles es
posible que se encuentre con alguna piedra redondeada por la acción humana. Se
extrañará, preguntándose quién pudo hacer eso y supondrá que, en todo caso, tal
obra fue realizada hace muchos años, seguramente muchos siglos, por alguien de
quien no se guarda ya memoria.
Sin embargo, hay personas que,
como yo, estamos al cabo del secreto y no podemos evitar sonreír cuando nos
encontramos con esas piedras, recordando con cariño al personaje singular que a
fuerza de maza y puntero esculpió en ellas esas redondeadas formas.
Se trata de Emilio Menéndez Rea,
conocido como "Pilín el de Meregilda" (seguramente deformación popular de
Hermenegilda), nacido, según datos que me proporcionan, en Quintueles en 1923 y
que falleció en 1987. En 1946 se casó con la vecina de Quintueles Consuelo
Palacio Estrada, asentándose posteriormente en el barrio de Cimadevilla de
Quintes, en una casa construida por ellos mismos. De ese matrimonio nacieron
sus tres hijos, Serafín, Valentín y Palmira.
Yo no sé cuándo conocí a Pilín ni
en qué circunstancias. Pudo ser porque él paraba en la modesta mezcla de chigre
y tienda que mi buena madre, Alicia, tuvo durante un tiempo y que es lógico que
acabara cerrando, habida cuenta de que sus mejores clientes éramos sus hijos
convertidos en cuatro pequeños y voraces roedores de galletas, chocolatinas y
de todo lo que hubiera en las estanterías que fuera agradable al paladar. Eso
no hay negocio que lo aguante.
No sé si Pilín iba a la iglesia,
pero puedo asegurar que los chigres sí los frecuentaba, así que seguramente lo
conocí en la tienda-chigre de mi madre. Desde bien pequeño comencé a bajar con
él a la mar, al pedreru de la Peña de Quintueles, y fue él quien me enseñó los
secretos de su especialidad, la pesca de les barbaes. Aún recuerdo sus
instrucciones para hacer una buena merucada, desde la elección del tipo de hilo
(hilo fuerte de bordar, preferentemente de la marca Dalia y de color azul
claro) hasta el tamaño, la elección y los sitios donde buscar los merucos, la
forma de apretarlos bien unos contra otros…
En todo caso, mis recuerdos son los que guardo
de niño y de adolescente. Ahora, mientras escribo esto, me doy cuenta de que no
tengo recuerdos de Pilín como persona adulta, por lo que seguramente esta
semblanza estará deformada por ese prisma con el que los ojos de los niños
alteran la realidad de las cosas. Otros que lo trataron de adultos hasta su
muerte podrán hablar de él de forma más completa y objetiva. En todo caso, como
ya dije, estas son cuatro pinceladas cariñosas de una persona que creo fue un
hombre bueno –o así lo percibí yo-, hijo de un tiempo duro y unas
circunstancias difíciles, al que, como a tantos coetáneos suyos, la vida no le
dio muchas posibilidades de elección y que, pese a ello, hizo gala de un
particular sentido del humor y de optimismo.
Cuando yo estaba a punto de
cumplir los 11 años pasó por Quintes y Quintueles un fraile agustino reclutando
niños para sus colegios –lo que alguien con cierto humor bautizó como “la santa
cosecha”- y uno de los reclutados para la causa fui yo. Mi madre me dijo que
era una oportunidad para tener estudios, algo que ella no me podía dar, así que
no hubo más que hablar: aquel guaje montés que nunca había salido de casa se
vio de la noche a la mañana encerrado en un colegio de Lodosa (Navarra) sin
otro contacto con el mundo que las cartas que me llegaban de vez en cuando.
Uno de los que me escribió al
colegio fue Pilín, que con su peculiar humor me decía que estaba guardando la
tela de los paraguas vieyos para hacerme una sotana cuando cantara misa. Él no
sabía que las cartas nos las daban abiertas, previamente leídas por los
frailes. Durante mucho tiempo pasé vergüenza por aquello, pero ahora me río
cuando lo recuerdo y estoy seguro de que aquellos agustinos se descojonaron
también cuando lo leyeron. Obviamente, nunca tuve necesidad de sotana, ni de
tela de paraguas vieyos ni de ninguna otra clase.
Pero ya va siendo hora de
desvelar lo de las piedras medio trabajadas que todavía pueden llegar a verse
al bajar la mar en el pedreru de la Ñora. Uno de los oficios de Pilín era la de
canteru. Y no sé durante cuánto tiempo, pero puedo dar fe de que Pilín trabajó
en la cantera más guapa y original que se pueda imaginar. Llegaba al pedreru
con los preseos de canteru y con la paxa, la vara, el esguileru y les merucaes.
A bajamar elegía la piedra apropiada para la pieza que quería elaborar, que
invariablemente eran dos tipos: rollos, que antiguamente (supongo que ahora eso
habrá cambiado) se usaban en los llagares para machacar y romper la manzana
antes de pisarla, y muelas de afilar, que se vendían para Galicia. Después de
elegir la piedra comenzaba a trabajarla hasta que se cansaba, o hasta que la
mar le impedía seguir, y entonces cogía la vara y el esguileru y pescaba una
cesta de barbaes.
Y así uno y otro día. Y cuando ya
tenía una cantidad suficiente de rollos y muelas de afilar preparados,
aprovechaba una marea grande para entrar por la playa hasta el punto más
cercano posible con una pareja de vacas o bueyes y las sacaba rodando sobre
troncos de eucalipto hasta el punto donde las cargaría el camión. En otras
ocasiones, con la ayuda de su hijo mayor Serafín las arrastraban a mano sobre
la arena con unos ganchos especiales que se habían agenciado hasta el bar del
Polainu. Ya digo que no sé durante cuánto tiempo se ganó la vida Pilín
trabajando en lo que podemos llamar la cantera de la mar. Esas piedras redondeadas
que todavía quedan por el pedreru son las que se le rompieron mientras las
trabajaba, o las que desechó después de empezarlas porque no le parecerían
aptas.
Cierro los ojos ahora y veo a
Pilín, después de su jornada de canteru, con la paxa de barbaes al lado,
sentado plácidamente en el bar del Polainu, tomando media de vino, fumando
picadura de liar, y mirando el mundo con curiosidad de filósofo. Porque Pilín
era un filósofo, aunque seguramente él no lo sabía.
José Manuel Valdés Costales
PD. Muchas gracias a Palmira Menéndez por facilitarnos fotografías de su padre y a José Manuel Valdés por dejarnos este resumen tan ameno y cariñoso de sus recuerdos infantiles con Emilio Menéndez Rea (Pilín el de Meregilda), fallecido el 4 de enero de 1987. A Pilín y Consuelo, como a muchas familias de entonces, les tocaron malos tiempos y tuvieron que explorar curiosas formas de supervivencia.
Julián Caicoya
Liando un cigarrillo de picadura
Redondeando una de sus famosa piedras para algún llagar
06 diciembre 2021
Hoy traemos a nuestro apartado “Un rincón para el recuerdo” a Maximino “Mino” Palacio Varas (Rovigo – Quintueles 1936 – 2002
Socorrista y pionero en la
profesionalización de los “salvamentos” en Gijón, llegó a ser un gran nadador y
experto en pesca submarina
JANEL CUESTA 9 agosto 2021
Salta a la vista que por muchos
festejos que celebremos, la playa de San Lorenzo es el epicentro del verano
gijonés, cuyo incuestionable atractivo alcanza no solo a gran parte de
Asturias, sino también a otras provincias limítrofes y, por supuesto, a la capital
de la nación, ya que los veraneantes procedentes de Madrid forman parte de la
más tradicional historia del verano gijonés. Y sobre este tema si podemos decir
que el árbol no nos deja ver el bosque, ya que a pesar de la incomparable
belleza de nuestra playa, como proclamaba un antiguo slogan, tenemos playa en todas
las habitaciones, lo cierto es que nos pasan inadvertidas escenas, detalles y
vivencias que acontecen en ella. Hoy vamos a rendir un sencillo, pero emotivo
homenaje a los socorristas, antes llamados “salvamentos”, en la persona de
Maximino Palacio “Mino el socorrista”, como todos le llamábamos.
Muchos y buenos socorristas han
hecho historia desde que hace ahora un siglo del destacado nadador Gumersindo
Ruiz se encargara de forma altruista de cuidar y vigilar a los bañistas como “salvamento”
aficionado, como Daniel Pérez, Higinio Alonso, Juan Bautista Fernández Pelayo
Lavandera, Lucio Torrente, Emilio Fonseca y Manolin “el Piguachu”. De entre
ellos, no obstante, sobresale con todo merecimiento la figura de nuestro personaje
de hoy. Durante cuatro décadas se entregó en cuerpo y alma, no solo a velar por
la seguridad de los bañistas, sino que además organizó, profesionalizó aún más
y, sobre todo, situó la actividad laboral de salvamento y socorrismo en el
ámbito que le corresponde.
Todo empezó un 22 de febrero del
año 1936, cuando en la parroquia de Quintueles nacía Maximino Palacio Varas,
hijo de Marcelino Palacio Cifuentes y de
Isabel Varas Rea, en una familia tradicional de agricultores. Pero el
fallecimiento del progenitor en plena Guerra Civil propició que se fuese
haciendo mayor a la vera de sus abuelos y ya en edad de trabajar se vino a
Gijón a casa de su tía Luisa Palacio Cifuentes. Su primer empleo fue de
aprendiz en un taller de carpintería y ebanistería en El Coto de San Nicolás,
pero sus orígenes al socaire de la palaya de La Ñora siempre ejercieron sobre
Mino la ineludible atracción de la mar. Así, aunque autodidacta, llegó a ser un
buen nadador y no menos adelantado en la pesca submarina, por lo que al
comienzo de los años sesenta realizó los cursos de salvamento y socorrismo bajo
la dirección del inolvidable deportista y presidente de la federación de dicha
modalidad Carlos Ordieres. Se inició como socorrista en las playas de Estaño y Xagó
y en el año 1970 ya formaba parte del equipo de “salvamentos” de Gijón de la
playa de San Lorenzo que dirigía Higinio Alonso, de cuya etapa hay que recordar
a los míticos Minervino de la Rasilla, Paco Lloret, Marino Sierra, José Heres,
Gonzalo Quirós, Mariano Montoto, Ramón Sánchez, Roberto Iglesias, Juan Carlos
Bango y Victoria García “Viki”, que fue la primera mujer socorrista en San
Lorenzo. Maximino “Mino” Palacio dedicó la mayor parte de su vida a la mejora
del socorrismo en nuestros arenales, llegando a ser un modelo y referente de
organización y servicio a nivel nacional.
Padre de Flor Palacio
Contrajo matrimonio con la
gijonesa María del Carmen Sánchez Suárez, de cuya unión nacieron sus dos hijos
Flor Isabel e Iván. Al jubilarse Mino en el año 2001, tras un corto periodo de
tiempo en el que le sustituyó Miguel Piñera Acebal, previo concurso oposición,
accedió a dirigir el Servicio de Salvamento de nuestras playas Flor Isabel
Palacio Sánchez, manteniendo la tradición y el prestigio de su progenitor, con
una plantilla de 51 personas, entre socorristas, auxiliares de playa, patrones
de embarcación y, por supuesto, con el equipo médico, porque en una playa
pueden suceder las cosas más increíbles, con extravío de niños y mayores entre
las muchas incidencias.
Maximino Palacio Varas falleció
un año después de su jubilación, concretamente el 20 de febrero de 2002, a lo que
no fue ajeno sus muchos años expuesto al sol, al salitre y al habitual
nordeste, que le produjo un melanoma que derivó en un tumor cerebral cuando
intentaba seguir con su gran pasión por
la mar y muy especialmente por “sus” playas como fiel asesor y gozando del
reconocimiento de cuantos, aunque un tanto anónimos, gracias a ellos podemos
disfrutar de las siete maravillosas playas de nuestro concejo.
Fuente EL COMERCIO
Lo recuerdo
como un hombre serio, cumplidor en el trabajo y atento y servicial con los
compañeros.
Q.E.D.
Julián Caicoya
Maximino “Mino” Palacio Varas en su etapa de jefe del Servicio de Salvamento
27 noviembre 2021
Hoy traemos a nuestro apartado “Un rincón para el recuerdo” a José Luis Lara Nosti
Lara, dibujante de publicidad y
antiguo vecino de Quintes, fue entre 1973 y 2007 un gran entusiasta de las fiestas de Santa Ana, colaborando con el
diseño de carteles y carrozas
Al principio empezó a venir a Quintes los fines de semana, pero el pueblo y el hecho de coincidir con un grupo
de amigos en el bar Castañón le atraen y pronto se queda como vecino una larga temporada con su
mujer e hijos; María Jesús, María José (pipo) María y Pablo.
Los carteles de gran tamaño (100 x 70 centímetros), fueron durante años un signo distintivo de las fiestas, en cuanto a la construcción de las carrozas fue cosa de aquel grupo de amigos. Entre otros, nos acordamos de Lobón, El Curro, Lara, Pachu, Julián, Llabona, Eduardo, Roberto, Julio Maese, Maximino, Vale, Oscar.... etc.
En recuerdo de Lara os dejamos un
reportaje de Daniel Arbesú en EL COMERCIO cuando falleció, y una muestra con algunos carteles y carrozas
que diseñó para las fiestas.
QUINTES Mirador del Cantábrico
DANIEL ARBESÚ - Lunes, 10 marzo
2008
Mi buen amigo Abel Orviz me da la
triste noticia por teléfono. Había fallecido en su Gijón natal, otro buen
amigo, José Luis Lara Nosti, a la edad de 77 años. Conocí desde muy joven a
José Luis Lara. Trabajaba como dibujante en Publicidad Veloz, a las órdenes de
Joaquín Merediz. El propio Merediz le llevó con él a la Feria Internacional de
Muestras, de la que era relaciones públicas. En ella, Lara acrecentó su fama de
buen dibujante, incluso de pintor obteniendo de ello buenos y merecidos
beneficios.
Nosotros mismos le llamamos para
que hiciera los dibujos de nuestra primera orla, de la 'Universidad de Cimadevilla'
curso 1945-50 y fueron tan buenos sus dibujos, que cursos ulteriores le
contrataron para que dibujara sus orlas. Incluso le di clase de rudimentos del
Derecho, para unas oposiciones a la Junta de Obras del Puerto de El Musel, a
las que al final no se presentó. A la hora de su jubilación, vivió en un
pequeño chalé de Quintes, donde era muy conocido y estimado, como miembro
activo de su Asociación de Vecinos.
Casado y con hijos, persona de
profunda religiosidad, deja tras de sí la estela de su hombría de bien, por lo
que sus hijos a los que no conozco, pueden sentirse muy orgullosos de su
progenitor.
He perdido a un buen amigo, por
el momento. Espero que algún día volveremos a vernos y a recordar viejos
tiempos, con la nostalgia propia del caso. Desde aquí, un fuerte abrazo y
¿hasta la vista, querido José Luis Lara Nosti!
Fuente: EL COMERCIO
José Luis Lara junto la iglesia de QuintesÚltimo cartel diseñado para las fiestas (2007)
17 noviembre 2021
Familia Álvarez Buznego 1950
Corsino Álvarez Moreda (Corso
Raimundo), Catalina Buznego Ordieres, Isabel, María Oliva (Oli), y Avelino (Lino)
Álvarez Bunego en las fiestas de Santa Ana de 1950 en el prau de Varas
Casados en 1944, el matrimonio vivió en el camin de la Caleyona, muy cerca de la Carbayera, donde se criaron sus tres hijos, Isabel, Oli y Lino. Catalina falleció el 1 de marzo del año 2007 a los 91 años y Corsino el 10 de febrero de 2018 a los 101 años de edad.
Foto cedida por Lino27 abril 2020
1934, El resurgir de los pueblos de la Marina malihaya
![]() |
Local social de la Asociación de Cultura e Higiene |
08 abril 2018
Año1946, el cine La Marina de Quintes proyectaba una de sus primeras películas
![]() |
Antiguo edificio del Cine La Marina |
En 1965 las dificultades económicas y la perdida de rentabilidad acabaron con cerrar definitivamente las puertas del cine LA MARINA después de 22 años. Aunque en el edificio se continuaron celebrando bailes ocasionales hasta su demolición en 1995.
QUINTES Mirador del Cantábrico
![]() |
Cartel facilitado por Mª Refugio Fanjul Rubio |
25 noviembre 2017
"Probe Burriquin"
22 septiembre 2017
Quintueles y Quintes (sus raíces y costumbres)
13 septiembre 2017
Quico y Generosa, fundadores del bar Castañón
07 mayo 2017
El madreñeru de Quintueles
04 abril 2017
Casa Manolo Lauriano y Aurelia en Quintes
![]() |
Publicado en el libro de la llámpara de 1988 |
Manolo y Aurelia a la puerta casa
Familia Laureano
Curiosa foto con el corredor lleno de riestres de maiz
![]() |
Uno de los bailes que se celebraban en la corrada
|
30 marzo 2017
Rincón para el recuerdo (Saturna y Julio de la Vega)
![]() |
Saturna y Julio de la Vega a la puerta de su casa |