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08 agosto 2025

Antiguo coro de Quintueles en la misa de Granderroble

Compartimos foto en recuerdo de la última intervención del coro y su director José Antonio Varas en la fiesta de Granderroble (5 agosto del año 2020)


31 mayo 2025

FOTO compañeros de excursiones en el Clarín (diciembre 2015)

Hoy recordamos con nostalgia aquella divertida fiesta para despedir el año y brindar por futuras excursiones juntos.

La complicidad, el compañerismo, la alegría y las ganas de pasarlo bien, han sido siempre los pilares que dieron vida durante varios años a este grupo de vecinos y amigos en diferentes excursiones organizadas por la sociedad Clarín.

12 agosto 2024

1989 desfilando por el barrio de Santana el día de la fiesta

Luciano Tuero, José Luis Lara Nosti e integrantes del grupu folcloricu Les Xanines se dirigen a la Carbayera para unirse a las carrozas de otros barrios

Hoy recuperamos la etiqueta “UN RINCÓN PARA EL RECUERDO” recordando a “Curro y Lara”, dos grandes colaboradores de las fiestas de Santa Ana en Quintes.

Los carteles de gran tamaño (100 x 70 centímetros), realizados por Lara fueron durante años un signo distintivo de las fiestas, en cuanto a los desfiles y construcción de las carrozas era cosa del Curro y un grupo de amigos…. Lobón, Lara, Pachu, Julián, Llabona, Eduardo, Roberto, Maese, Maximino, Vale, Oscar.... etc.

Necesito fotos antiguas para seguir actualizando la historia del pueblu, las recojo y escaneo, o me las mandáis al wasap 666057743.

 


08 enero 2023

“Pilín el de Meregilda”, canteru entre las olas

 Recordando a Emilio Menendez Rea, Pilín (Quintueles 1923 – Quintes 1987

Si alguien se adentra, aún hoy, por el pedreru de la playa de la Ñora en dirección a la Peña de Quintueles es posible que se encuentre con alguna piedra redondeada por la acción humana. Se extrañará, preguntándose quién pudo hacer eso y supondrá que, en todo caso, tal obra fue realizada hace muchos años, seguramente muchos siglos, por alguien de quien no se guarda ya memoria.

Sin embargo, hay personas que, como yo, estamos al cabo del secreto y no podemos evitar sonreír cuando nos encontramos con esas piedras, recordando con cariño al personaje singular que a fuerza de maza y puntero esculpió en ellas esas redondeadas formas.

Se trata de Emilio Menéndez Rea, conocido como "Pilín el de Meregilda" (seguramente deformación popular de Hermenegilda), nacido, según datos que me proporcionan, en Quintueles en 1923 y que falleció en 1987. En 1946 se casó con la vecina de Quintueles Consuelo Palacio Estrada, asentándose posteriormente en el barrio de Cimadevilla de Quintes, en una casa construida por ellos mismos. De ese matrimonio nacieron sus tres hijos, Serafín, Valentín y Palmira.

Yo no sé cuándo conocí a Pilín ni en qué circunstancias. Pudo ser porque él paraba en la modesta mezcla de chigre y tienda que mi buena madre, Alicia, tuvo durante un tiempo y que es lógico que acabara cerrando, habida cuenta de que sus mejores clientes éramos sus hijos convertidos en cuatro pequeños y voraces roedores de galletas, chocolatinas y de todo lo que hubiera en las estanterías que fuera agradable al paladar. Eso no hay negocio que lo aguante.

No sé si Pilín iba a la iglesia, pero puedo asegurar que los chigres sí los frecuentaba, así que seguramente lo conocí en la tienda-chigre de mi madre. Desde bien pequeño comencé a bajar con él a la mar, al pedreru de la Peña de Quintueles, y fue él quien me enseñó los secretos de su especialidad, la pesca de les barbaes. Aún recuerdo sus instrucciones para hacer una buena merucada, desde la elección del tipo de hilo (hilo fuerte de bordar, preferentemente de la marca Dalia y de color azul claro) hasta el tamaño, la elección y los sitios donde buscar los merucos, la forma de apretarlos bien unos contra otros…

 En todo caso, mis recuerdos son los que guardo de niño y de adolescente. Ahora, mientras escribo esto, me doy cuenta de que no tengo recuerdos de Pilín como persona adulta, por lo que seguramente esta semblanza estará deformada por ese prisma con el que los ojos de los niños alteran la realidad de las cosas. Otros que lo trataron de adultos hasta su muerte podrán hablar de él de forma más completa y objetiva. En todo caso, como ya dije, estas son cuatro pinceladas cariñosas de una persona que creo fue un hombre bueno –o así lo percibí yo-, hijo de un tiempo duro y unas circunstancias difíciles, al que, como a tantos coetáneos suyos, la vida no le dio muchas posibilidades de elección y que, pese a ello, hizo gala de un particular sentido del humor y de optimismo.

Cuando yo estaba a punto de cumplir los 11 años pasó por Quintes y Quintueles un fraile agustino reclutando niños para sus colegios –lo que alguien con cierto humor bautizó como “la santa cosecha”- y uno de los reclutados para la causa fui yo. Mi madre me dijo que era una oportunidad para tener estudios, algo que ella no me podía dar, así que no hubo más que hablar: aquel guaje montés que nunca había salido de casa se vio de la noche a la mañana encerrado en un colegio de Lodosa (Navarra) sin otro contacto con el mundo que las cartas que me llegaban de vez en cuando.

Uno de los que me escribió al colegio fue Pilín, que con su peculiar humor me decía que estaba guardando la tela de los paraguas vieyos para hacerme una sotana cuando cantara misa. Él no sabía que las cartas nos las daban abiertas, previamente leídas por los frailes. Durante mucho tiempo pasé vergüenza por aquello, pero ahora me río cuando lo recuerdo y estoy seguro de que aquellos agustinos se descojonaron también cuando lo leyeron. Obviamente, nunca tuve necesidad de sotana, ni de tela de paraguas vieyos ni de ninguna otra clase.

Pero ya va siendo hora de desvelar lo de las piedras medio trabajadas que todavía pueden llegar a verse al bajar la mar en el pedreru de la Ñora. Uno de los oficios de Pilín era la de canteru. Y no sé durante cuánto tiempo, pero puedo dar fe de que Pilín trabajó en la cantera más guapa y original que se pueda imaginar. Llegaba al pedreru con los preseos de canteru y con la paxa, la vara, el esguileru y les merucaes. A bajamar elegía la piedra apropiada para la pieza que quería elaborar, que invariablemente eran dos tipos: rollos, que antiguamente (supongo que ahora eso habrá cambiado) se usaban en los llagares para machacar y romper la manzana antes de pisarla, y muelas de afilar, que se vendían para Galicia. Después de elegir la piedra comenzaba a trabajarla hasta que se cansaba, o hasta que la mar le impedía seguir, y entonces cogía la vara y el esguileru y pescaba una cesta de barbaes.

Y así uno y otro día. Y cuando ya tenía una cantidad suficiente de rollos y muelas de afilar preparados, aprovechaba una marea grande para entrar por la playa hasta el punto más cercano posible con una pareja de vacas o bueyes y las sacaba rodando sobre troncos de eucalipto hasta el punto donde las cargaría el camión. En otras ocasiones, con la ayuda de su hijo mayor Serafín las arrastraban a mano sobre la arena con unos ganchos especiales que se habían agenciado hasta el bar del Polainu. Ya digo que no sé durante cuánto tiempo se ganó la vida Pilín trabajando en lo que podemos llamar la cantera de la mar. Esas piedras redondeadas que todavía quedan por el pedreru son las que se le rompieron mientras las trabajaba, o las que desechó después de empezarlas porque no le parecerían aptas.

Cierro los ojos ahora y veo a Pilín, después de su jornada de canteru, con la paxa de barbaes al lado, sentado plácidamente en el bar del Polainu, tomando media de vino, fumando picadura de liar, y mirando el mundo con curiosidad de filósofo. Porque Pilín era un filósofo, aunque seguramente él no lo sabía.

José Manuel Valdés Costales

PD. Muchas gracias a Palmira Menéndez por facilitarnos fotografías de su padre y a José Manuel Valdés por dejarnos este resumen tan ameno y cariñoso de sus recuerdos infantiles con Emilio Menéndez Rea (Pilín el de Meregilda), fallecido el 4 de enero de 1987. A Pilín y Consuelo, como a muchas familias de entonces, les tocaron malos tiempos y tuvieron que explorar curiosas formas de supervivencia.

Julián Caicoya


Liando un  cigarrillo de picadura

Redondeando una de sus famosa piedras para algún llagar

06 diciembre 2021

Hoy traemos a nuestro apartado “Un rincón para el recuerdo” a Maximino “Mino” Palacio Varas (Rovigo – Quintueles 1936 – 2002

Socorrista y pionero en la profesionalización de los “salvamentos” en Gijón, llegó a ser un gran nadador y experto en pesca submarina

JANEL CUESTA  9 agosto 2021

Salta a la vista que por muchos festejos que celebremos, la playa de San Lorenzo es el epicentro del verano gijonés, cuyo incuestionable atractivo alcanza no solo a gran parte de Asturias, sino también a otras provincias limítrofes y, por supuesto, a la capital de la nación, ya que los veraneantes procedentes de Madrid forman parte de la más tradicional historia del verano gijonés. Y sobre este tema si podemos decir que el árbol no nos deja ver el bosque, ya que a pesar de la incomparable belleza de nuestra playa, como proclamaba un antiguo slogan, tenemos playa en todas las habitaciones, lo cierto es que nos pasan inadvertidas escenas, detalles y vivencias que acontecen en ella. Hoy vamos a rendir un sencillo, pero emotivo homenaje a los socorristas, antes llamados “salvamentos”, en la persona de Maximino Palacio “Mino el socorrista”, como todos le llamábamos.

Muchos y buenos socorristas han hecho historia desde que hace ahora un siglo del destacado nadador Gumersindo Ruiz se encargara de forma altruista de cuidar y vigilar a los bañistas como “salvamento” aficionado, como Daniel Pérez, Higinio Alonso, Juan Bautista Fernández Pelayo Lavandera, Lucio Torrente, Emilio Fonseca y Manolin “el Piguachu”. De entre ellos, no obstante, sobresale con todo merecimiento la figura de nuestro personaje de hoy. Durante cuatro décadas se entregó en cuerpo y alma, no solo a velar por la seguridad de los bañistas, sino que además organizó, profesionalizó aún más y, sobre todo, situó la actividad laboral de salvamento y socorrismo en el ámbito que le corresponde.

Todo empezó un 22 de febrero del año 1936, cuando en la parroquia de Quintueles nacía Maximino Palacio Varas, hijo de Marcelino Palacio Cifuentes y de  Isabel Varas Rea, en una familia tradicional de agricultores. Pero el fallecimiento del progenitor en plena Guerra Civil propició que se fuese haciendo mayor a la vera de sus abuelos y ya en edad de trabajar se vino a Gijón a casa de su tía Luisa Palacio Cifuentes. Su primer empleo fue de aprendiz en un taller de carpintería y ebanistería en El Coto de San Nicolás, pero sus orígenes al socaire de la palaya de La Ñora siempre ejercieron sobre Mino la ineludible atracción de la mar. Así, aunque autodidacta, llegó a ser un buen nadador y no menos adelantado en la pesca submarina, por lo que al comienzo de los años sesenta realizó los cursos de salvamento y socorrismo bajo la dirección del inolvidable deportista y presidente de la federación de dicha modalidad Carlos Ordieres. Se inició como socorrista en las playas de Estaño y Xagó y en el año 1970 ya formaba parte del equipo de “salvamentos” de Gijón de la playa de San Lorenzo que dirigía Higinio Alonso, de cuya etapa hay que recordar a los míticos Minervino de la Rasilla, Paco Lloret, Marino Sierra, José Heres, Gonzalo Quirós, Mariano Montoto, Ramón Sánchez, Roberto Iglesias, Juan Carlos Bango y Victoria García “Viki”, que fue la primera mujer socorrista en San Lorenzo. Maximino “Mino” Palacio dedicó la mayor parte de su vida a la mejora del socorrismo en nuestros arenales, llegando a ser un modelo y referente de organización y servicio a nivel nacional.

Padre de Flor Palacio

Contrajo matrimonio con la gijonesa María del Carmen Sánchez Suárez, de cuya unión nacieron sus dos hijos Flor Isabel e Iván. Al jubilarse Mino en el año 2001, tras un corto periodo de tiempo en el que le sustituyó Miguel Piñera Acebal, previo concurso oposición, accedió a dirigir el Servicio de Salvamento de nuestras playas Flor Isabel Palacio Sánchez, manteniendo la tradición y el prestigio de su progenitor, con una plantilla de 51 personas, entre socorristas, auxiliares de playa, patrones de embarcación y, por supuesto, con el equipo médico, porque en una playa pueden suceder las cosas más increíbles, con extravío de niños y mayores entre las muchas incidencias.

Maximino Palacio Varas falleció un año después de su jubilación, concretamente el 20 de febrero de 2002, a lo que no fue ajeno sus muchos años expuesto al sol, al salitre y al habitual nordeste, que le produjo un melanoma que derivó en un tumor cerebral cuando intentaba seguir con su gran  pasión por la mar y muy especialmente por “sus” playas como fiel asesor y gozando del reconocimiento de cuantos, aunque un tanto anónimos, gracias a ellos podemos disfrutar de las siete maravillosas playas de nuestro concejo.

Fuente EL COMERCIO

 P.D. Yo he  compartido con Maximino unos cuantos años antes de su jubilación, estaba de conserje en el Ayuntamiento de Gijón, en el mismo edificio donde yo trabajaba y nos veíamos todos los días.

Lo recuerdo como un hombre serio, cumplidor en el trabajo y atento y servicial con los compañeros.

Q.E.D.

Julián Caicoya

Maximino “Mino” Palacio Varas en su etapa de jefe del Servicio de Salvamento

27 noviembre 2021

Hoy traemos a nuestro apartado “Un rincón para el recuerdo” a José Luis Lara Nosti

Lara, dibujante de publicidad y antiguo vecino de Quintes, fue entre 1973 y 2007 un gran entusiasta  de las fiestas de Santa Ana, colaborando con el diseño de carteles y carrozas

Al principio empezó a venir a Quintes los fines de semana, pero el pueblo y el hecho de coincidir con un grupo de amigos en el bar Castañón le atraen y pronto se queda como vecino una larga temporada con su mujer e hijos; María Jesús, María José (pipo) María y Pablo.

Los carteles de gran tamaño (100 x 70 centímetros), fueron durante años un signo distintivo de las fiestas, en cuanto a la construcción de las carrozas fue cosa de aquel grupo de amigos. Entre otros, nos acordamos de Lobón, El Curro, Lara, Pachu, Julián, Llabona, Eduardo, Roberto, Julio Maese, Maximino, Vale, Oscar.... etc.

En recuerdo de Lara os dejamos un reportaje de Daniel Arbesú en EL COMERCIO cuando falleció, y  una muestra con algunos carteles y carrozas que diseñó para las fiestas.

QUINTES Mirador del Cantábrico


DANIEL ARBESÚ - Lunes, 10 marzo 2008

Mi buen amigo Abel Orviz me da la triste noticia por teléfono. Había fallecido en su Gijón natal, otro buen amigo, José Luis Lara Nosti, a la edad de 77 años. Conocí desde muy joven a José Luis Lara. Trabajaba como dibujante en Publicidad Veloz, a las órdenes de Joaquín Merediz. El propio Merediz le llevó con él a la Feria Internacional de Muestras, de la que era relaciones públicas. En ella, Lara acrecentó su fama de buen dibujante, incluso de pintor obteniendo de ello buenos y merecidos beneficios.

Nosotros mismos le llamamos para que hiciera los dibujos de nuestra primera orla, de la 'Universidad de Cimadevilla' curso 1945-50 y fueron tan buenos sus dibujos, que cursos ulteriores le contrataron para que dibujara sus orlas. Incluso le di clase de rudimentos del Derecho, para unas oposiciones a la Junta de Obras del Puerto de El Musel, a las que al final no se presentó. A la hora de su jubilación, vivió en un pequeño chalé de Quintes, donde era muy conocido y estimado, como miembro activo de su Asociación de Vecinos.

Casado y con hijos, persona de profunda religiosidad, deja tras de sí la estela de su hombría de bien, por lo que sus hijos a los que no conozco, pueden sentirse muy orgullosos de su progenitor.

He perdido a un buen amigo, por el momento. Espero que algún día volveremos a vernos y a recordar viejos tiempos, con la nostalgia propia del caso. Desde aquí, un fuerte abrazo y ¿hasta la vista, querido José Luis Lara Nosti!

Fuente: EL COMERCIO


José Luis Lara junto la iglesia de Quintes

 

 Carroza del barrio Santana (fiesta de 1982)

Primer cartel diseñado para las fiestas, (1974). Según nos contó Lara en su día, el diseño con la iglesia inclinada era para hacerlo más llamativo y captar la atención de la gente.
Último cartel diseñado para las fiestas (2007)

17 noviembre 2021

Familia Álvarez Buznego 1950

Corsino Álvarez Moreda (Corso Raimundo), Catalina Buznego Ordieres, Isabel, María Oliva (Oli), y Avelino (Lino) Álvarez Bunego en las fiestas de Santa Ana de 1950 en el prau de Varas

Casados en 1944, el matrimonio vivió en el camin de la Caleyona, muy cerca de la Carbayera, donde se criaron sus tres hijos, Isabel, Oli y Lino. Catalina falleció el 1 de marzo del año 2007 a los 91 años y Corsino el 10 de febrero de 2018 a los 101 años de edad.

Foto cedida por Lino

27 abril 2020

1934, El resurgir de los pueblos de la Marina malihaya

La carretera de Quintueles y un brillante acto celebrando la constitución de la Asociación Cultura e Higiene en Quintes daban ejemplo de las inquietudes de los vecinos de la zona por el progreso y la cultura
Local social de la Asociación de Cultura e Higiene
Publicado el 21 de febrero de 1934 por el semanario católico “ORIENTACIONES” de Villaviciosa
En medio de las tremendas convulsiones que agitan a la sociedad actual amenazanda con destruir sus más sólidos principios, es altamente consolador el ejemplo que nos dan los trabajadores del campo, los que aran la tierra y fertilizan los campos, aumentando sus producciones, a costa de muchas fatigas, sudores y miserias; héroes anónimos, en cuyas manos está el porvenir de la Patria. Ya lo dijo el gran Federico de Prusia: “El hombre que saca a la tierra dos espigas de trigo en vez de una, vale más que todos los conquistadores del mundo”.
Los trabajadores del campo saben bien que el mejoramiento de las tierras, el perfeccionamiento de la técnica, su desarrollo económico y los problemas del agro, no se solucionan con unos cuantos discursos, donde los vividores de la política intentan resolverlo todo desde la tribuna del mitin. Nuestros campesinos están ya convencidos de la charlatanería hueca, y se ríen de los falsos apóstoles, que a la hora del voto hallan solución para todo y después del voto se olvidan hasta del nombre del pueblo que los votó. 
Saben que la salvación está en la difusión e intensificación de la cultura en el campo; ella será la única capaz de desplegar al viento la bandera del triunfo de sus legítimas aspiraciones y anhelos. Por eso, porque lo saben, buscan el eficaz remedio. 
Y estos alardes culturales tan destacados en las masas campesinas, tienen marcada acentuación en los simpáticos pueblos de la Marina de Villaviciosa. Pudiera decirse que su constante obsesión, es la creación de escuelas, carreteras y caminos. 
Recientemente está todavía el ejemplo de Quintueles. Una carretera que durante más de medio siglo fue una aspiración irrealizable y que de repente se convierte en palpable realidad en poco más de un par de meses por obra y gracia de sus vecinos. 
He ahí el ejemplo de lo que vale y puede un pueblo de voluntad firme y decidida. 
Ahora es el pueblo de Quintes, quien nos da otro hermoso ejemplo, constituyendo la Asociación de Cultura e Higiene, cuyos fines no pueden ser más nobles y elevados. Y como antes en Quintueles surge la idea que acogen con todo cariño los cultos maestros de aquel pueblo don Alfonso García y la señorita Consuelo Sánchez, idea a la que igualmente presta todo su calor y entusiasmo don Rafael Varas, hijo prestigioso de Quintes, propicio a toda obra buena que signifique mejoramiento moral y material de su querido pueblo; otros destacados elementos americanos, entre los que figura el señor Alejo Ordieres joven culto y entusiasta, que ofrecen su decidido apoyo, y tras unas cuantas reuniones en las escuelas, asesorados por los señores maestros y directivos de la sociedad hermana Cultural e Higiene de Cimadevilla (Gijón), redactan, discuten y aprueban el Reglamento, quedando constituida en la pintoresca parroquia de Quintes la asociación aludida, a la que pertenecen desde el primero al último de los vecinos. Así son los mariñanes. 
Para inaugurarla organizaron en la noche del sábado último un grandioso festival, que dejó maravillados a todos los asistentes. A la entrada del amplio salón convertido e teatro leemos en grandes carteles y letras muy gordas: “La cultura dignifica; la higiene adorna y embellece; las dos cosas juntas son el orgullo de los pueblos modernos y civilizados; de higiene y cultura es nuestra sociedad; protégela”. 
¡Bien, muy bien, amigos quinteses! 
Ya en el interior, totalmente invadido por la muchedumbre de Quintes y pueblos limítrofes, observamos como una enorme bodega ha sido transformada en magnifico teatro, con sus correspondientes palcos, escenario, tribuna oficial, etc., con primoroso gusto adornado e iluminado convenientemente. Y entre los miles de personas de todas las edades y sexos allí congregadas en compacta masa había un orden admirable; ni una palabra de mal gusto, ni una frase grosera, ni un grito revelador de la incultura de quien lo da. ¿No es el mejor elogio que pudiera hacerse de tan importante acto? 
En la tribuna oficial se hallan don José Busto Vega, alcalde en funciones de Villaviciosa, que se suma con gusto a esta hermosa fiesta cultural. A su lado el presidente de la nueva Asociación, don Rafael Varas; el interventor de nuestro Ayuntamiento don Justo Mac`Karty, y otros valiosos elementos de Quintes. 
Comienza el acto con unas palabras del presidente de Cultura e Higiene de Cimadevilla, que explica los beneficios que ha de reportar la sociedad que se inaugura, maravillándose del entusiasmo del vecindario de Quintes a quienes ofrece su cooperación. 
Habla luego el vicepresidente, don Alfonso García, joven y culto maestro de Quintes, exponiendo los fines culturales que propone realizar la nueva Sociedad, afirmando y ampliando los conocimientos de la Escuela, para lo cual, a medida que los fondos lo permitan, se irá creando una Biblioteca y construyendo un local social, donde mediante veladas artísticas, conferencias etc., se vayan ensanchando los horizontes culturales del pueblo. 
Seguidamente el Coro de los Farapepes, deleita a la concurrencia, con hermosísimas canciones alternadas con bonitos juegos cómicos. Luego desfilan también por el escenario elementos locales, quienes interpretan muy bien su papel compuesto expresamente para el acto. Por último y para que nada faltase un afamado gaitero, con unas parejas de estupendos bailadores, ponen el broche de oro a este, por todos conceptos, memorable festival. Todos, lo mismo que los oradores, cosecharon atronadores aplausos. En el escenario aparece el señor Ordieres, alma de la comisión organizadora, quien nos anuncia el final de la fiesta, dando las gracias a las autoridades, forasteros y a todos cuantos contribuyeron a la brillantez del acto. 
Sus últimas palabras fueron ahogadas por una enorme ovación. 
Semanario católico “ORIENTACIONES” de Villaviciosa

08 abril 2018

Año1946, el cine La Marina de Quintes proyectaba una de sus primeras películas

La sala, recien arrendada por Generosa Ordieres propietaria del bar casa Quico (hoy Castañón), iniciaba 22 años de exhibiciones cinematográficas con la proyección de la película "Luz de Gas"
Antiguo edificio del Cine La Marina
HISTORIA CINE LA MARINA: Por el año 1930, un grupo de emigrantes a Cuba, entre otros, Rafael Varas Buznego, Aniceto Buznego, Alejo Ordieres Moreda, etc, se plantean crear una sociedad cultural en Quintes. Después de varias reuniones surgen las discrepancias sobre su ubicación y se dividen en dos grupos en los que a un lado estaban Alejo Ordieres Moreda, Belarmino Álvarez, Marcelino Lozana, Salvador Menéndez, Victoriano Pidal, Emilio Rubiera, Emilio Carriles, Leto, Maximino Pidal, Segundo Buznego, etc. que querían fundar la sociedad en el barrio de Cimavilla y por otro Rafael Varas Buznego, Saturnina Morís Álvarez, Julio de la Vega, Chana de Ramón del Trigo, Mariano Buznego, Serafín Álvarez, Melchor Buznego, José Morís, etc. que querían ubicarla en el barrio de Barrumedio. El resultado fue que acabaron construyendo dos edificios que albergarían a la Sociedad de Cultura e Higiene en Cimavilla y a la Sociedad Recreativa, (hoy Clarín), en Barrumedio. 
En 1932, Marcelino Lozana cede el terreno para el edificio de Cimavilla y son los propios vecinos los que se encargan de su construcción. Una vez terminada la obra la Sociedad de Cultura e Higiene no llegaría realizar apenas actividades debido a la abolición de las asociaciones en 1936 con el inicio de la guerra civil. Ante esta situación la Sociedad queda extinguida y se decide donar el edificio al Ayuntamiento de Villaviciosa. 
Ya terminada la guerra, el 1 de octubre de 1947, Alejo Ordieres, Florentino Alvarez y Marcelino Lozana redactan los estatutos para constituir una nueva sociedad con el nombre de Grupo Cultural y Deportivo de Quintes, que tendría como centro social el mismo edificio, el 19 de noviembre de 1947 el Gobierno Civil autoriza la constitución de la Sociedad, con la que legalmente se reinicia la actividad. 
El edificio es alquilado por Generosa Ordieres para sala de cine, denominada en el futuro como LA MARINA, actividad que a lo largo de los años fue compartida con obras de teatro protagonizadas por actores locales, y bailes populares organizados por la sociedad, que llegó a contar con más de 150 socios y que empezaron pagando una cuota mensual de 1,00 peseta caballeros y 0,50 pesetas señoras, para terminar con 20 pesetas en 1967. 
El 27 de Septiembre de 1948, la corporación municipal acuerda que el edificio sea revertido a la nueva sociedad, y para celebrarlo se organiza un baile social el día 25 de Diciembre de 1948. Vencido el contrato de arrendamiento con Generosa Ordieres, el día 5 de Febrero se compra por 4.000 pesetas el cinematógrafo con todos sus enseres y el 12 de marzo de 1949 la sociedad proyecta seguir con la temporada de cine, para lo cual contrata a un operador, un taquillero y un portero con un sueldo de 20, 10 y 10 pesetas respectivamente. Al poco tiempo la directiva se encuentra incapacitada para administrar el cinematógrafo y empieza a gestionar el alquiler con Félix Rodríguez Margolles, llegando ambas partes a un acuerdo el 20 de Octubre de 1949 por 5.000 pesetas anuales, con la condición de que la sociedad realice en el local obras de teatro y un baile por Navidad, este mismo contrato seria traspasado muy pronto a Obdulio Lozana y Ramiro Pardo que continuarían con la actividad de sala de cine. 
El día 10 de Octubre de 1950, se organiza una velada necrológica en memoria de Rafael Varas Buznego, fallecido en La Habana y que había sido el primer presidente de la Sociedad Recreativa, (hoy Clarín), en Barrumedio. Al final dicha velada fue suspendida al no asistir el cura párroco Abel Vega. 
El 11 de Mayo de 1952 Ramón Pardo organiza un equipo de fútbol de aficionados bajo la protección de la sociedad y se celebra una función teatral en su beneficio. El 22 de Noviembre de 1953, la empresa de cine LA MARINA se ve obligada por Industria a realizar obras en el local y en la cabina, y ante la carencia de recursos económicos las relaciones propiedad-arrendatario se empiezan a deteriorar. 
El 5 de Diciembre de 1960, toma posesión como presidente de la última junta directiva Salvador Menéndez Pardo, al que acompañan las siguientes personas: vicepresidente Eladio Costas Cobas; tesorero Corsino Álvarez Moreda; vice tesorero Ramón Morís Rea; Secretario, Valeriano Buznego Tuya; vicesecretario, Victoriano Morís Piñera y vocales, Javier Balbín Ordieres, Eduardo LLera González, Leonardo Pidal Blanco, Gonzalo Morís Buznego y Rogelio Álvarez Piñera. 
De aquí en adelante la sociedad crea una compañía de teatro aficionado que se prodiga en representaciones en beneficio de vecinos necesitados, al tiempo que mantienen el tradicional baile de Navidad, actividades pactadas con la empresa del cine. 
A partir de 1962 el equipo de futbol participa en un torneo del concejo de Villaviciosa organizado por el deportivo Astur de Quintueles y se sigue intentando por parte de la sociedad recuperar el edificio. Debido al mal estado del mismo y a la mala situación económica se aprovecha para pedir el cese del contrato mediante un juicio de desahucio que perdió la sociedad. Ante la posibilidad de perder otro que habían planteado los arrendatarios para obligar a la reparación del edificio, la Junta Directiva decide intentar un arreglo con la empresa arrendataria del cine y el 30 de Diciembre de 1963 compra la maquina por 65. 000 pesetas y continúa con la proyección de películas y bailes sociales.
En 1965 las dificultades económicas y la perdida de rentabilidad acabaron con  cerrar definitivamente las puertas del cine LA MARINA después de 22 años. Aunque en el edificio se continuaron celebrando bailes ocasionales hasta su demolición en 1995. 
Estos datos los hemos recopilado del libro de actas (en poder del último presidente ya fallecido Salvador Menéndez Pardo)
QUINTES Mirador del Cantábrico


Cartel facilitado por Mª Refugio Fanjul Rubio

25 noviembre 2017

"Probe Burriquin"

Publicado en el libro de las Jornadas Gastronómicas de la Llámpara de Quintes y Quintueles en 1999 por Roberto Rodriguez Pidal

22 septiembre 2017

Quintueles y Quintes (sus raíces y costumbres)

Texto y fotos publicados en el libro de las Jornadas Gastronómicas de la Llámpara de Quintes y Quintueles en 1989





13 septiembre 2017

Quico y Generosa, fundadores del bar Castañón

Texto publicado en el libro de las Jornadas Gastronómicas de la Llámpara de Quintes y Quintueles en 1995




07 mayo 2017

El madreñeru de Quintueles

Texto publicado en el libro de las Jornadas Gastronómicas de la Llámpara de Quintes y Quintueles en 1989
Clic sobre la imagen para ampliarla

04 abril 2017

Casa Manolo Lauriano y Aurelia en Quintes

Aunque el edificio ha sido rehabilitado recientemente en la actualidad sigue manteniendo su esencia original
Publicado en el libro de la llámpara de 1988

Manolo y Aurelia a la puerta casa
 Familia Laureano 
 Curiosa foto con el corredor lleno de riestres de maiz
Uno de los bailes que se celebraban  en la corrada

30 marzo 2017

Rincón para el recuerdo (Saturna y Julio de la Vega)

Con esta entrada estrenamos hoy un nuevo espacio para nuestro blog donde iremos publicando información e imágenes antiguas 
SATURNINA MORÍS ÁLVAREZ,  “Saturna” como cariñosamente se la llamaba, era una persona entrañable y desde aquí queremos rendirle un homenaje.
Fue socia fundadora de la Sociedad Cultural Recreativa Clarín junto con su marido Julio de la Vega desde 1934. Gracias a ella se debe la reorganización de la misma en 1981 y hasta su fallecimiento luchó por recuperar el centro. Murió sin cumplir su propósito pasando el testigo a sus hijos y nietos.
Quienes estuvimos a su lado nos contagió su fuerza y tesón para continuar su labor. Esperamos no defraudarla.
Publicado en el libro de la llámpara de 1991 por Dolores Pardo García

Saturna y Julio de la Vega a la puerta de su casa