Socorrista y pionero en la
profesionalización de los “salvamentos” en Gijón, llegó a ser un gran nadador y
experto en pesca submarina
JANEL CUESTA 9 agosto 2021
Salta a la vista que por muchos
festejos que celebremos, la playa de San Lorenzo es el epicentro del verano
gijonés, cuyo incuestionable atractivo alcanza no solo a gran parte de
Asturias, sino también a otras provincias limítrofes y, por supuesto, a la capital
de la nación, ya que los veraneantes procedentes de Madrid forman parte de la
más tradicional historia del verano gijonés. Y sobre este tema si podemos decir
que el árbol no nos deja ver el bosque, ya que a pesar de la incomparable
belleza de nuestra playa, como proclamaba un antiguo slogan, tenemos playa en todas
las habitaciones, lo cierto es que nos pasan inadvertidas escenas, detalles y
vivencias que acontecen en ella. Hoy vamos a rendir un sencillo, pero emotivo
homenaje a los socorristas, antes llamados “salvamentos”, en la persona de
Maximino Palacio “Mino el socorrista”, como todos le llamábamos.
Muchos y buenos socorristas han
hecho historia desde que hace ahora un siglo del destacado nadador Gumersindo
Ruiz se encargara de forma altruista de cuidar y vigilar a los bañistas como “salvamento”
aficionado, como Daniel Pérez, Higinio Alonso, Juan Bautista Fernández Pelayo
Lavandera, Lucio Torrente, Emilio Fonseca y Manolin “el Piguachu”. De entre
ellos, no obstante, sobresale con todo merecimiento la figura de nuestro personaje
de hoy. Durante cuatro décadas se entregó en cuerpo y alma, no solo a velar por
la seguridad de los bañistas, sino que además organizó, profesionalizó aún más
y, sobre todo, situó la actividad laboral de salvamento y socorrismo en el
ámbito que le corresponde.
Todo empezó un 22 de febrero del
año 1936, cuando en la parroquia de Quintueles nacía Maximino Palacio Varas,
hijo de Marcelino Palacio Cifuentes y de
Isabel Varas Rea, en una familia tradicional de agricultores. Pero el
fallecimiento del progenitor en plena Guerra Civil propició que se fuese
haciendo mayor a la vera de sus abuelos y ya en edad de trabajar se vino a
Gijón a casa de su tía Luisa Palacio Cifuentes. Su primer empleo fue de
aprendiz en un taller de carpintería y ebanistería en El Coto de San Nicolás,
pero sus orígenes al socaire de la palaya de La Ñora siempre ejercieron sobre
Mino la ineludible atracción de la mar. Así, aunque autodidacta, llegó a ser un
buen nadador y no menos adelantado en la pesca submarina, por lo que al
comienzo de los años sesenta realizó los cursos de salvamento y socorrismo bajo
la dirección del inolvidable deportista y presidente de la federación de dicha
modalidad Carlos Ordieres. Se inició como socorrista en las playas de Estaño y Xagó
y en el año 1970 ya formaba parte del equipo de “salvamentos” de Gijón de la
playa de San Lorenzo que dirigía Higinio Alonso, de cuya etapa hay que recordar
a los míticos Minervino de la Rasilla, Paco Lloret, Marino Sierra, José Heres,
Gonzalo Quirós, Mariano Montoto, Ramón Sánchez, Roberto Iglesias, Juan Carlos
Bango y Victoria García “Viki”, que fue la primera mujer socorrista en San
Lorenzo. Maximino “Mino” Palacio dedicó la mayor parte de su vida a la mejora
del socorrismo en nuestros arenales, llegando a ser un modelo y referente de
organización y servicio a nivel nacional.
Padre de Flor Palacio
Contrajo matrimonio con la
gijonesa María del Carmen Sánchez Suárez, de cuya unión nacieron sus dos hijos
Flor Isabel e Iván. Al jubilarse Mino en el año 2001, tras un corto periodo de
tiempo en el que le sustituyó Miguel Piñera Acebal, previo concurso oposición,
accedió a dirigir el Servicio de Salvamento de nuestras playas Flor Isabel
Palacio Sánchez, manteniendo la tradición y el prestigio de su progenitor, con
una plantilla de 51 personas, entre socorristas, auxiliares de playa, patrones
de embarcación y, por supuesto, con el equipo médico, porque en una playa
pueden suceder las cosas más increíbles, con extravío de niños y mayores entre
las muchas incidencias.
Maximino Palacio Varas falleció
un año después de su jubilación, concretamente el 20 de febrero de 2002, a lo que
no fue ajeno sus muchos años expuesto al sol, al salitre y al habitual
nordeste, que le produjo un melanoma que derivó en un tumor cerebral cuando
intentaba seguir con su gran pasión por
la mar y muy especialmente por “sus” playas como fiel asesor y gozando del
reconocimiento de cuantos, aunque un tanto anónimos, gracias a ellos podemos
disfrutar de las siete maravillosas playas de nuestro concejo.
Fuente EL COMERCIO
Lo recuerdo
como un hombre serio, cumplidor en el trabajo y atento y servicial con los
compañeros.
Q.E.D.
Julián Caicoya
Maximino “Mino” Palacio Varas en su etapa de jefe del Servicio de Salvamento