Se llamaba Cine Alonso y abrió
sus puertas en 1953 en Venta Les Ranes, barrio de la parroquia maliaya de
Castiello
El matrimonio Gerardo Alonso y
Lola Tuero, aunque vivían en Arroes eran vecinos de Quintes y clientes del Cine
La Marina, el éxito de aquella sala, 1946 a 1965, les animó a abrir otra similar en Venta les
Ranes, un lugar estratégico con varias zonas pobladas alrededor. Era una época en que escaseaban los medios
propios de locomoción y solo se utilizaban los colectivos para asuntos de
necesidad. Hasta el año 1972, que cerró definitivamente, el cine Alonso cumplió la función social de
entretenimiento sin necesidad de salir de la zona, el local se llenaba cada fin de semana con vecinos de Castiello y de su entorno para disfrutar del ocio cinematográfico. En aquellos años había muchos locales de este tipo, instalados por toda la geografía española, que también fueron desapareciendo con la llegada de las televisiones a las casas particulares.
De forma
rectangular, el edificio tenía abajo un vestíbulo con taquillas, aseos, cantina y patio de butacas,
y arriba la vivienda del matrimonio, cabina de proyección y un entresuelo perimetral. El local, con proyecciones los fines de semana y días festivos, fue junto al de La
Marina en Quintes una de las pocas salas de cine que tuvo Villaviciosa repartidas
por sus pueblos a mediados del pasado siglo.
Además de proyectar famosas películas españolas de aquella época, con Joselito, Marisol,
Rocio Durcal, Lola Flores, Carmen Sevilla, Sara Montiel, Antonio Molina…, o las de Western de
Alan Ladd, John Ford, John Wayne…, de fantasía…, románticas..., históricas…, de terror… etc, el Cine Alonso también programaba con cierta periodicidad actuaciones de baile
y variedades a cargo de Agrupaciones Artísticas.
La historia de este cine me recuerda una época y unos años de mi infancia, porque sus promotores
Gerardo Alonso y Lola Tuero, Q.E.P.D., eran mis tíos, y junto con otros primos,
también pequeños, nos invitaban los fines de semana cuando había películas
"toleradas para menores". Es una lástima que no se haya conservado
algún programa de mano, cartelera a gran tamaño, fotos o una lista de las
películas exhibidas, como testigo del funcionamiento de aquel local donde
muchos descubrimos la entrañable magia del cine.
Gerardo Alonso y Lola Tuero