El biólogo destaca desde Dallas
la oportunidad de “enderezar el rumbo y priorizar lo que es importante” con los
fondos para la crisis del covid
XURDE MENENDEZ CARAVIA (Dallas).
Es biólogo y traductor al asturiano del ensayo de Carlos López Otin “La vida en
cuatro letras”. Menéndez (Quintes 1990) realiza ahora en Dallas su formación
posdoctoral como parte del grupo de investigación del doctor Eric Olson,
referente mundial en el estudio de la biología y las enfermedades del corazón y
del resto de músculos, que tiene su sede en la UT Southwestern Medical Center.
Tino PERTIERRA
El biólogo Xurde Menéndez Caravia
recuerda que los “milenials” como él "hemos padecido dos crisis económicas gravísimas
en menos de diez años, y justo en el momento en que deberíamos incorporarnos al
mercado laboral. De modo que en el aspecto laboral hemos retrocedido
clarísimamente. Esto es evidente y cualquiera que viva en Asturias lo sabe. Las
políticas industriales y ganaderas han fracasado. Desmantelar sectores productivos enteros es muy fácil,
buscar una alternativa es difícil, aunque no todo está perdido. Ahora tenemos
la oportunidad, con los fondos para la salida de la crisis del covid 19, de
enderezar el rumbo y priorizar lo que es importante para la sociedad. Por
favor, no volvamos a desaprovecharla".
Su primera experiencia en el
extranjero ocurrió en la primavera de 2017, cuando “hice una estancia de
investigación en un laboratorio en la Universidad de Carolina del Norte. En ese
momento me encontraba realizando mi tesis doctoral en el laboratorio del doctor
Carlos López Otín en la Universidad de Oviedo. Así, como parte de mi formación
predoctoral, me fui tres meses a Chapel Hill, a ampliar mi formación. Fue
tremendamente enriquecedor en lo personal y en lo profesional. Lo que más me
impactó es lo comprometida que está la sociedad norteamericana con la
investigación. Por ejemplo, todos los edificios del campus llevaban el nombre de
filántropos o personas benefactoras que habían donado su propio dinero para que
nosotros trabajásemos. Si a eso le sumamos las inversiones públicas, la ventaja
competitiva que tienen respecto a otros
países es abismal. En España nos dedicamos a criticar ferozmente las donaciones
privadas a la ciencia o la sanidad”.
Tiene el compromiso personal de
volver a Asturias. “Es algo que me prometí a mí mismo desde el momento en que
decidí irme, aunque sé que conllevará muchas renuncias en el ámbito profesional.
Tengo muchas razones para volver, la mayoría de tipo personal, paro también
estoy infinitamente agradecido de lo que mi país me ha dado hasta el momento y
me gustaría poder contribuir, ahora que mi situación es otra, a que se siga
desarrollando. Tampoco estoy dispuesto a saltar al vacío, por lo que
necesitaría un mínimo suelo sobre el que aterrizar. La situación de la ciencia en España en general, y en
Asturias en particular, es precaria. Cualquiera que trabaje en ello lo sabe. Yo
no pretendo que la situación cambie de la noche a la mañana, pero necesitaría
una ayuda para rengancharme que me brindase una estabilidad mínima de entre
tres y cinco años”.
Él también tiene que contribuir
“y mi capacidad para obtener una ayuda pública va a depender en gran medida de
mi rendimiento científico en el extranjero, pero el problema es que hay
gente con un curriculum impresionante a la que le está costando mucho volver y
estabilizarse. No quiero volver solamente al “ locus amoenus” de nuestro paraíso
verde, sino que, además, quiero poder trabajar y desarrollarme donde nací”.
La ciencia es una actividad “extraordinariamente
competitiva. Es muy triste ver cómo, tras meses o años de trabajo, otro grupo
de investigación desarrolla un proyecto muy similar al tuyo y lo pública antes
que tú. A mí me ha pasado y es desolador, porque el fruto de tu esfuerzo se devalúa
de la noche a la mañana, literalmente hablando. El sistema puede gustarnos o
no, y aunque es verdad que muchas veces se fomenta la colaboración, es la competencia
la que hace que la ciencia avance al ritmo vertiginoso al que lo hace hoy día.
Cuando trabajas en algo y no tienes presión es inevitable caer en cierta
relajación, pero si sabes que otro laboratorio está desarrollando lo mismo las cosas cambian mucho.
Esta competencia es muy diferente de la “meritocracia” que nos intentan vender
para justificar que si te ha ido mal es porque no te has esforzado lo
suficiente. Es tremendamente injusto, porque además del factor suerte hay que
tener en cuenta el punto de partida de cada uno”.
La sociedad asturiana “cuenta con
unos valores que deberíamos preservar a toda costa porque en otros lugares se
han perdido. Y tampoco en el extranjero atan los perros con longaniza, todos
los países tienen problemas. Se trata d tener optimismo, creer en nuestras
posibilidades y ser nosotros mismos. Me resisto a creer que estamos condenados
al turismo masificado e impetuoso, al desarrollo económico de cartón piedra, al
esnobismo cosmopaletismo. No terminaremos disueltos en el “aire cotidiano” de Ángel
González. Hay futuro en Asturias y debemos ir tras él. Tenemos que mejorar
nuestra proyección internacional fomentando lo propio, de lo contrario la
“nada” de la “Historia interminable nos devorará”.
Existe una cierta tendencia,
afirma ”a valorar a la gente que se marcha por el mero hecho de irse. Hace
falta valentía para dejar atrás muchísimas cosas, en algunos casos casi todas, e
irse a otro país. En Asturias lo sabemos bien porque hemos sido emigrantes
desde siempre. Ahora bien, si algo puedo decir a los que se quieren ir es que
lo piensen bien y que valoren pros y contras. Uno se marcha con la idea de
mejorar, pero fuera no todo es color de rosa. En mi caso no me arrepiento en
absoluto, todo lo contario, a pesar de que debido a las restricciones a los viajes
internacionales derivadas de la pandemia llevo dos años sin ver a mi familia.
La experiencia que estoy viviendo es única y no la cambiaria, pero en mi caso
tenia totalmente claro que quería irme.
Mi maestro Carlos López Otin me transmitió la “emoción de descubrir” de la que
hablaba el Novel asturiano Severo Ochoa, y eso es lo que me marché a buscar al
extranjero. Me fui porque quise, pero solamente volveré si puedo”
Fuente: LA NUEVA ESPAÑA