10 diciembre 2013

El vuelo más largo de La Venta

El maliayés Fernando Loredo, colombófilo desde hace 20 años, aspira a que sus palomas ganen los torneos nacionales 
10.12.2013 | 01:21 Villaviciosa, Mariola MENÉNDEZ 
Las palomas mensajeras de La Venta de la Esperanza (Villaviciosa) son de premio. Los palomares del colombófilo Fernando Loredo dan cobijo a unas 200 aves de esta especie, cifra que alcanzará los 300 cuando nazcan los nuevos pollos. Después de haber logrado que varios de sus animales se hicieran con numerosos campeonatos de Asturias y conseguir un tercer puesto en el de España en las sueltas de velocidad y medio fondo, este maliayés tiene el reto de que sus pájaros venzan en la competición nacional en el conjunto de todas sus categorías. Reconoce que es una meta complicada porque las cordilleras que las palomas tienen que superar para llegar a su lugar de origen, atravesando España de sur a norte, hacen más dificultoso el trayecto que han de recorrer. 
"Las haces ir a algún lugar, porque sólo saben volver a su casa, a donde nacieron", explica Loredo. Agrega que aún se estudia cómo se guían, pues aunque se barajan distintas hipótesis aún es una incógnita. A partir de enero comienzan los entrenamientos para afrontar las competiciones, que empiezan a celebrarse en mayo. Esta preparación consiste en volar para que ejerciten sus músculos y también es importante que durante el invierno hayan tenido una alimentación especial para evitar que engorden demasiado, explica este colombófilo maliayés. 
Las pruebas competitivas consisten en sueltas cada vez desde un punto más lejano para que las palomas regresen a sus palomares. Este año, el lugar más alejado desde el que echaron el vuelo fue en San Fernando (Cádiz), unos 790 kilómetros lineales hasta La Venta de La Esperanza, pero pueden llegar a volar unos 1.000 porque estas aves prefieren los valles para salvar las montañas, aunque eso les suponga rodear. "Algunas llegan en mal estado" y alguna no logró sobrevivir a pesar de haber alcanzado ya el palomar. Argumenta que sus peores enemigos son el azor y el halcón peregrino, por lo que no es de extrañar que regresen con el cuello rebanado. En esos casos, la esposa de Fernando Loredo, Mari Mar Almodóvar, se encarga de coser y curar al animal. "Hay años muy malos en los que puedes perder entre el 80 y 90 por ciento de las palomas", destaca Loredo. En otras muchas ocasiones, no llega a saber cuál fue su destino final. 
En la suelta realizada en San Fernando, una de sus palomas chocó por culpa del viento contra los cables de la luz, lo que le provocó la pérdida de un ojo y la fractura de un ala. Por fortuna, el percance le ocurrió cerca de casa y cayó en el jardín de una vecina que avisó al servicio de emergencias y localizaron a su dueño, Fernando Loredo. Estas aves están provistas de un chip para su control y anilladas. 
Este colombófilo de Quintueles relata que su afición por estas aves tiene ya unos 20 años. Un día recaló en su palomar un ejemplar herido y su propietario se la regaló y llegó a criar. Le fascinó que el animal lograra regresar cuando lo soltaba. A partir de ahí, fue creciendo su afición. Asegura que entonces había más asturianos interesados en la colombofilia, unos 300 en los años 90. Esa cifra, por falta de relevo generacional, se ha quedado en unos 80, que compiten habitualmente con sus aves.
Fernando Loredo, con uno de sus ejemplares. Mariola Menéndez