Medio centenar de amigos del
productor musical Aquiles Tuero se reunieron ayer en La Pondala para rendir
homenaje a quien fuera uno de los mayores precursores de la cultura española en
Estados Unidos
O. S., miércoles, 22 de mayo
“Estamos aquí para poner en valor
lo grande que ha sido Aquiles a lo largo de su vida y para arroparlo en el
momento delicado que está pasando”. Medio centenar de amigos del productor musical
Aquiles Tuero se reunieron ayer en La Pondala para rendir homenaje a quien
fuera uno de los mayores precursores de a cultura española en Estados Unidos.
Entre sus muchos conciertos y
actuaciones organizadas en Nueva York, donde vivió varias décadas hasta regresar
Gijón, figuran la de José Carrereas en 1980; una inolvidable actuación de
Alfredo Kraus en el Carnegie Hall n 1995 o la serie “España en la Opera”, en el
Metropolitan, con Carreras y Montserrat Caballé,. Y así, muchísimas más. Recordaba
ayer Francisco Álvarez Cascos, amigo personal de Aquiles, durante su intervención
en la comida a través de un video, que fue el artífice del Desfile del Dia de Las
Hispanidad en la Quinta Venida allá por 1987, “Los gijoneses tenemos contigo
una gran deuda”, aseguró, para emoción de Aquiles, quien se mostró muy
agradecido por el encuentro, organizado por Armando Orbón, y al que no faltaron
María Teresa Álvarez, viuda de Sabino Fernández Campo, el expresidente del Principado
Pedro de Silva, el notario Ángel Torres, Blanca Cañedo Arguelles o Rafael Laviada,
entre otros muchos amigos del promotor musical.
Fuente EL COMERCIO
2009 Aquiles Tuero, promotor artístico - Texto: Janel Cuesta E. C.
Aquiles Tuero nació en Rovigo
(Villaviciosa) en plenas fiestas agosteñas del año 1941 y fue el segundo de
cinco hermanos, hijos de Aquilino García Pardo bien conocido en el barrio de
Rovigo como 'Kilo de Manolo Rosa' y de Josefa Tuero García, no menos popular
por ser hija de Manolón, el de Perico y de Josefa, la del Trigo, y con dos años
nuestro personaje de hoy, Aquilino García Tuero, se vino a vivir a la calle de
Donato Argüelles con su tío José Fernández, que tenía un taller de electricidad
en la carretera de la Costa, hasta que pocos años después construyó un chalé en
El Coto y allí entre las clases, primero en el colegio Blancanieves y luego en
el Corazón de María, se dedica a repartir el pescado procedente de las bodegas
que su tío había adquirido en Cimadevilla por los chalés de los señores de La
Guía y Somió y sus amigos no tardaron en llamarle 'El Abc' por abreviar lo de
Aquilino-Besugo-Comediante, porque además de una simpatía innata y una
inquietud juvenil fuera de lo común, se pasaba el día cantando y el superfamoso
padre Ezcaray le bautizó como «El gran comediante».
Y fue su afición al canto lo que
le llevó a confraternizar con un compañero de clase que entonaba como los
propios ángeles, llamado Javier García Rendueles El Tronchu, que le llevó con
él al coro del colegio y según el propio Aquilino García Tuero fue el mejor
tenor de los muchos que conoció a lo largo de su vida. De allí a cursar los
estudios de peritaje industrial por la rama eléctrica, mientras alternaba con
su participación en la Coral Polifónica Gijonesa que dirigía Anselmo Solar, y
donde tenía de compañeros voces inolvidables como Roberto Loché, Luis El
Señoritu, Roberto Morado, Angelines Costales, Yolanda, Morán, Balbona y el
insuperable Andrés Suárez, todo un fenómeno de cantante y de simpatía. En
cierta ocasión que la Coral Polifónica cantaba en el madrileño teatro de la
Zarzuela, el maestro Moreno Torroba le dijo a Andrés: «Tiene usted una voz
preciosa, semejante a los cantantes rusos. ¿Tiene usted algún ascendente ruso?»
Andrés Suárez le contestó sin
pensárselo un momento: «Algún ascendente ruso, no lo sé, pero comunista seguro
que tengo unos cuantos».
Estudios en Madrid
Los éxitos con la Polifónica y su
prodigiosa voz llevaron a Aquilino García Tuero a estudiar canto en Madrid, con
el famoso tenor candasín Miguel Barroso, pero ya entonces su buen amigo José
Antonio Rodríguez Canal, actual director adjunto del diario EL COMERCIO, le
había convencido para que lo mismo que había hecho su primo Luis Gardey,
consagrado por aquel entonces como cantante de moda, cambiase el Aquilino por
Aquiles y obviase el apellido García, porque no resultaba nada comercial, y ya
le tenemos convertido en Aquiles Tuero, para el resto de sus días, puesto que
actualmente y con pasaporte norteamericano su nombre legal y oficial es ese
Aquiles Tuero.
Y un buen día, se encontró con el
padre Tomás Iturriaga, que había sido profesor suyo en el colegio del Corazón
de María, y mientras recuerdan tiempos pasados en el Café Gijón, le convence
para que se encargue de la promoción cultural en el colegio Mayor Alcalá de los
PP. Claretianos y «sin querer queriendo», según sus propias palabras, da
comienzo una carrera hacia el infinito del arte y la cultura organizando
conferencias de las personas más relevantes del país. En 1970 crea la
Asociación Amigos de Música de la Universidad de Madrid, ADAMUN, de gran
repercusión nacional. Organiza el festival con Paco de Lucía para conmemorar
los 25 años del Teatro Real, en 1972 descubre y presenta en el mismo Teatro
Real al Coro de los Monjes de Silos, todo un acontecimiento a nivel mundial. En
1977 organiza el homenaje al mejor tenor del presente siglo, el italiano
Giacomo Lauri Volpi, donde actúan Plácido Domingo, Pedro La virgen y el
director Jesús López Cobos. Todo un éxito que consagra a Aquiles Tuero como uno
de los más famosos promotores del momento.
Mas la cosa no para ahí. En 1980
crea la Unión Popular de Cooperativas de Arte, que el afán de protagonismo de
algunos de sus componentes lleva al fracaso, y se embarca para Nueva York,
donde imparte varias conferencias para el Instituto Español en los EE. UU.
Coincidiendo con el debut de Jesús López Cobos en el Metropolitan Opera House
de Nueva York, y a partir de ahí centra sus esfuerzos en promocionar la cultura
de habla hispana en los EE. UU. De Norteamérica con vistas al próximo milenio,
empresa, gran empresa diríamos que colmaría las inquietudes culturales de
millones de norteamericanos que ya tienen en los EE. UU. el castellano como
segunda lengua más hablada, sin olvidar lo que supone contar en pleno corazón
de Broadway con un centro y un escenario que permita dar forma física a un
proyecto nacido hace ahora veinte años y permita la promoción internacional de
las actividades culturales con raíces hispanas.
Gijonés universal
Y este gijonés universal, todo un
gentleman que entre otras muchas cosas, sabe llevar el sombrero como pocos,
lleva consigo una máquina de proyectos culturales que le llevaron a organizar
en 1989 el mejor concierto de la historia de José Carreras en el Kennedy Center
de Washington, fue capaz de reunir en el Avery Fisher Hall a José Carreras,
Alfredo Kraus y Pilar Lorengar en una Antología de la Zarzuela, montar en el
Liceo barcelonés la ópera de Cristóbal Colón con motivo del V Centenario,
reunió en un mismo palco a Severo Ochoa, al cardiólogo de fama mundial Valentín
Fuster, al hijo de Juan Negrín y al juez Núñez, presidente de la corte suprema
de Washington, organiza conciertos en la catedral de San Patricio de Nueva York
y consigue que por primera vez en la historia suene el himno nacional español
en el Metropolitan Opera House con la presencia de S. A. R. la Reina Sofía,
amén de un sinnúmero de felices ideas, como la de proyectar el entonces casi
imposible concierto de Los Tres Tenores, reconocido por el propio José Carreras
como una idea de nuestro Aquiles Tuero.
Y miren ustedes por dónde Aquiles
Tuero sigue su marcha imparable con una vida llena de proyectos artísticos con
innegable sello español, y quizá todo comenzó cuando un profesor de matemáticas
le puso un diez en un examen por cantar en clase «La donna e Mobile».