Javier y familia recibieron ayer
el cariño de cientos de vecinos y amigos en un multitudinario funeral que abarrotó la
iglesia parroquial
Ayer, la iglesia de Quintes se quedó pequeña para acoger a las numerosas personas que quisieron arropar a la familia y dar el último adiós a Javier. No todo el mundo pudo tener sitio y las puertas del templo permanecieron abiertas para quienes estuvieron obligados a quedarse fuera.
Javi, como le llamábamos los clientes del taller de Lin, falleció el pasado 31 de enero tras una corta enfermedad, tenia 54 años y era un gran aficionado al mundo del motor. Muy conocido en el concejo, serio, trabajador y buen profesional, se había ganado el afecto de quienes le conocimos.
D. E. P.
Desde este blog nos unimos al dolor de la familia y lamentamos profundamente su muerte
Julián Caicoya