06 septiembre 2023

Campanas y campaneros de Quintes

Carlos Morís Buznego y Abel Buznego Pidal en el libro "Campanas y campaneros del Arciprestazgo de Gijón" 

Autor Julio Sánchez Andrade. Edición año 2000


CARLOS MORÍS BUZNEGO: Quintes 1944 – 2013, chapista. Fue campanero de San Fabián (Quintes), aunque solo tocaba con motivo de la fiesta patronal y, en raras ocasiones, con motivo del fallecimiento de algún vecino.

Aprendió a tocar sin ayuda de nadie, gracias a su gran habilidad, aunque refiere la relación con un tío suyo, que tocaba el tambor y las campanas, debido a la cual él también comenzó a tocar el tambor y a sustituirle en sus labores como campanero.

Para practicar lo hacía en la fragua de su padre con dos martillos sobre el yunque.

Cree que los ritmos que se tocan en el tambor también se hacen en las campanas “aunque de otra manera”.

Carlos Morís ha sido requerido a menudo en muchas parroquias, donde no había campanero, para tocar el día de la fiesta. Algunos ejemplos son: PTYRT54eña-Francia, Villaverde, Oles, Arroes, Arguero etc.

Tocaba diferentes repiques. Era innovación de su hermano Gonzalo Morís Buznego – campanero y tamboritero – tocar “la raspa” en las campanas. Él lo utilizaba como toque festivo.

 

ABEL BUZNEGO PIDAL: Quintes 1945 hostelero restaurador. Es campanero de San Fabián (Quintes)

“Hace años, en el mes de m,ayo, para celebrar el “mes de las flores”, tenía lugar una misa, diariamente, a las ocho de la mañana y se tocaban las campanas cinco o diez minutos antes dela celebración para anunciar el comienzo. Para ello se tocaba solo la campana grande, sin repicar, dando badajazos sueltos seguidos a un tiempo moderado”.

Cuenta que, para avisar de la misa dominical, se repicaban las campanas una hora antes, dando una campanada suelta al final de la primera serie; otro segundo repique media hora antes, con dos badajazos sueltos cuando acababa la segunda serie y ya a la hora del comienzo de la ceremonia, momento en el que no se repicaba sino que se tocaba una campana varias veces seguidas, avisando del inicio de la misa.

Con ocasión del fallecimiento de algún vecino se tocaban las acostumbradas “posas” – percutiendo una campana y no tocando la otra hasta que desaparecía el sonido de la anterior. Para terminar la serie o “posa” se hacía una progresiva y lenta aceleración de golpes con ambas campanas alternadas -, de forma diferente según el sexo del difunto (dos “posas” para la mujer y tres para el varón). En los fallecimientos de los niños se tocaba de igual modo que cuando morían los adultos, sin distinción significativa.

Recuerda una ocasión en que se tocó “a fuego”, con ambas campanas, lo más rápido y fuerte posible, sin orden ni concierto, para comunicar la urgente necesidad de colaboración de los vecinos para extinguirlo.

 En la actualidad, salvo el día de la fiesta, en que puede ayudar a repicar, su actividad se reduce a tocar “a finado” cuando el párroco se lo solicita.

 (Biografía y fotos extraidos del libro Campanas y Campaneros del Arciprestazgo de Gijón)