Después de uno de esos sustos que
nos reserva la vida y tras un tiempo con el blog cerrado, vuelvo a la actividad con la misma ilusión intentando entretenerme y entretener.
En primer lugar aprovecho para agradeceros
las muestras de cariño que habéis tenido conmigo a lo largo de mi recuperación.
En segundo lugar, como las cosas
malas casi nunca vienen solas, lamentar el
fallecimiento reciente de mi primo Cesar Caicoya y de mi amigo y
vecino Sebastián Pidal, dos colegas de la infancia que no he podido despedir y que recordaré siempre como amigos, pero
sobre todo como buenas personas.
Julián Caicoya