Inicialmente propiedad del
Arzobispado y luego ubicada en Somió, data de 1631 y la familia Costales Valdés
la compró por 5.000 pesetas antes de la guerra
AZAHARA VILLACORTA - VILLAVICIOSA.
A sus 91 años, para 92 en agosto,
Benigna Costales Valdés sube a la panera que tiene en su casería de Friuz
(Quintueles) como si el tiempo y la pandemia no hubiesen pasado por sus huesos
en busca de «panoyes, patates, cebolles o manzanes cuando ye la época»: «Ya
estoy vacunada y aquí no hay bichu que entre».
Y, hasta hace muy poco, esguilaba
por la subidoria sin reparar en que donde guardaba bajo llave lo que cultivan
dos de sus cuatro hijos – los gemelos Gerardo y Teodoro Morís- es << la
panera más antigua de Asturias datada hasta la fecha>>, como acaba de
constatar la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano y como atestiguan dos inscripciones
sobre la madrea de castaño que dan fe de que se levantó allá por 1631.
A Benigna le tocaron en suerte el
granero y la casa como herencia, mientras que sus hermanas Azucena y Generosa
se hacían con otras propiedades de la familia, porque fueron su padre y su
madre, Constantino Costales y Severina Valdés, quienes <<la compraron cuando
se casaron>>, poco antes de la guerra, por 5.000 pesetas de la época, a
Pepín Rodríguez, hijo del fundador del Banco Gijón>>, y según cuentan,
tuvo que ser transportada a Friuz desde la finca que hoy ocupa la Fundación
Evaristo Valle, en Somió, por seis carros tirados por bueyes.
Pero es que antes, <<fue
propiedad del Arzobispado>>, explican los hijos de su propietaria jun to
a <<una autentica reliquia, la joya de la corona de la casería>>,
que, <<además del enorme valor patrimonial, tiene sobre todo un gran valor
sentimental y no se vende a menos que venga alguien con dos millones de euros,
y, aun así, estaría por ver<<, bromean los gemelos Gerardo y Teodoro,
Gerar y Teo, canteros como su abuelo y muchísimas cosas más.
No fue hasta hace pocos días
cuando los hermanos Morís recibieron la confirmación oficial de que la suya
<<es la panera más antigua de Asturias>> por parte de Paulino
García, socio destacado de Amigos del Hórreo, que se llevó <<una sorpresa
tremenda>> cuando aterrizó en Quintueles y comprobó lo que tenía
enfrente.
<<Llegué hasta ella casi
por casualidad y, cuando empecé a ver pinturas, tallas, fechas…., solo podía
pensar: ¡Madre mía, lo que hay aquí>>.
Porque lo que encontró fueron
maderas (lliños y colondres) decoradas y policromadas con motivos vegetales,
florales, geométricos y religiosos 8en ellas están talladas, por ejemplo, las llaves
de san Pedro) y piadosas inscripciones como “JHS” Y “Ave María Purísima, sin
pecado concebida”.
Así que, al estallar la
contienda, el padre de Benigna <<tapó con sacos todas las letras para que
no la quemarán los rojos>>. Decoraciones que- según aclara García-,
<<son de estilo Carreño y fueron añadidas posteriormente, cuando le
hicieron una restauración, en torno a la segunda mitad del siglo XIX.
Jalones de una historia
apasionante escrita <<con hachu porque no había sierras, como se ve en
los tablones, que podrían venir de otra construcción todavía más antigua>>,
apuestan los gemelos a la luz de algunas muescas: <<Ye emocionante pensar
que el maíz vino de América en 1604, así que sería la primera panera de la que
se colgarían panoyes. O que, cuando Cristóbal Colón llegó a América, los
castaños con los que la hicieron ya estaban plantados. Viéndola aquí, pasando
desapercibida, imagínate todo lo que quedará por descubrir en Asturias>>.
Fuente: EL COMERCIO