“Asturias debe
dejar de pensar en lo que fue y pensar en lo que tiene la obligación de ser”
Xurde Menéndez Caravia en Dallas
Tino PERTIERRA
Xurde Menéndez Caravia es biólogo
y traductor al asturiano del ensayo de Carlos López Otín “La vida en cuatro
letras”. Menéndez (Quintes, 1990), que hizo su tesis en la Universidad de Oviedo
bajo la dirección de López Otín y Alejandro Piñeiro Ugalde, realiza ahora en
Dallas (EE UU) su formación posdoctoral” llevo aquí desde enero de 2020. Formo
parte del grupo de investigación del doctor Eric Olson, referente mundial en el
estudio de biología y las enfermedades del corazón y del resto de músculos, que
tiene su sede en la UT Southwestern Medical Center. Cuando estaba en Asturias
contaba los días que me faltaban para marcharme, ahora lo que hago es contar
los que me restan para volver. Dicho de otro modo, me fui para poder quedarme”.
-La primera vez que se publica un
ensayo científico en asturiano ¿intimidó el reto?
- Muchísimo, máxime porque se
trataba de mi primer trabajo como traductor, aunque pesaron más aspectos
positivos. Ya existían trabajos científicos en asturiano, pero “la vida en
cuatro lletres” representa la primera traducción de un ensayo científico
completo.
-¿Que obstáculos surgen al
traducir a López Otín?
-Traducir es algo difícil. Y
traducir desde le castellano al asturianu, dos lenguas que se parecen, es
todavía más delicado. No se trata solamente de usar palabras asturianas, sino
de conseguir una sintaxis asturiana: emplear las palabras adecuadas en el orden
que nosotros las decimos. Sin embargo, Carlos tiene la maravillosa capacidad de
explicar temas extraordinariamente complejos de la forma más simple, eso sin
duda facilitó las cosas.
¿Colaboró Otín?
-Totalmente. Estuvo muy implicado
desde el minuto uno. Además, jugó un papel muy importante en implicar a los 16
artistas asturianos que desinteresadamente hicieron obras originales para ilustrar los diferentes
capítulos del libro. Finalmente, los dos acordamos que los beneficios de este trabajo
colectivo debían destinare a una causa solidaria y decidimos donar nuestros
derechos como autor y traductor a la delegación de Asturies de la Asociación
Española Contra el Cáncer, que hace una labor extraordinaria para la sociedad y
todo lo que se le ayude es poco.-
-¿Cómo es el dallasita?
-Hay de todo. Es una sociedad muy
diversa, aunque en general es gente, políticamente muy correcta, algunas veces demasiado
obstante, hay un peso muy importante de la comunidad latina, la cual se mueven
unos parámetros mucho más cercanos a los nuestros. El concepto de “países de
nuestro entorno2, tal como nosotros empleamos, me parece tremendamente
engañoso. Nadie es más de nuestro entorno que aquellos con los que compartimos
la lengua española.
-Allí mataron a Kennedy. ¿Ya hizo
el círculo turístico?
- Si, lo hice el 31 de diciembre
del año y me dejó muy emocionado. La verdad es que fue una de mis mejores
Nocheviejas. Visité Dealey Plaza, donde dos cruces blancas en la carretera
señalan los lugares donde las balas alcanzaron, y también el museo que hay en el
edificio desde el que dispararon, una especie de biblioteca cercana. Allí se
explica todo con muchísimo detalle y uno puede percatarse de como en plena
Guerra Fría hubo un líder que mereció tal nombre. En la actualidad necesitamos líderes
que también merezcan ser llamados así. Con respecto a la polémica que todavía
envuelve su muerte, en el museo optaron por una solución inteligente; explicar
todas las hipótesis, incluso las más remotas, y ponerlas todas al mismo nivel.
En la práctica es más o menos lo mismo que no explicar nada.
-Dallas, pros y contras.
-Me gusta su tranquilidad, aunque
sea la novena ciudad en población de EE, UU uno no tiene la sensación de estar
en una gran urbe porque todo está muy disperso. Lo que más me incomoda es que
la ciudad no se puede recorrer a pie. A menos que estés en el centro (downtown)
todo lo que se encuentre a más de 20 minutos de distancia es inaccesible para
el caminante, ya que cuando menos te lo esperes la acara se acaba y no puedes
pasar.
-Texas, ¿hay tanto racismo y
conservadurismo como dicen?.
-Hay mucho mito en todo eso. La
sociedad norteamericana es, en general,
profundamente conservadora y el eje izquierda-derecha que funciona en Europa no
opera aquí de la misma manera. Los texanos están muy orgullosos de lo que son y
la historia reciente les ha tratado bien, por lo que no ven grandes motivos
para el cambio. En cualquier caso no todo es lo que parece, ya que el alcalde
de Dallas, Eric Johnson, es demócrata y negro. Con respecto al racismo, por
desgracia, es algo que está presente en todo el mundo y en España no estamos
precisamente para dar lecciones a nadie.
-¿El asalto al Capitolio?.
-Al principio tienes la tentación
de tomártelo a broma, pero muy pronto te das cuenta de que de broma tiene muy
poco. Por un momento tuve la sensación de que todo el mundo contenía la respiración
porque el momento era crítico. Afortunadamente se controló relativamente
rápido, aunque sin duda fue una vergüenza para el país y un ejemplo pésimo que
se lanzó al mundo.
-Trump ganó en Texas..52 por
ciento frente al 46,5% ¿Esos seis puntos dicen mucho?
-No especialmente. Es triste
decirlo, pero hubo mucha más gente que votó en contra de Trump, sin importar a
quien, que a favor de Biden. Ese voto “anti” fue suficiente en algunos estados,
pero en Texas no alcanzó a pesar de que era un lugar en el que los demócratas
podían ganar. Es cierto también que hay muchos intereses industriales y energéticos
en juego, pero no creo que Texas sea un estado significativamente más
conservador que Arizona o Nevada, donde ganó Biden.
-¿Lecciones de Otín?
-Son innumerables. El hecho de
haber realizado la tesis en su laboratorio fue la experiencia más transformante
de mi vida hasta el momento. Una de las cosas que he aprendido de él es a
respetar y valorar al maestro, algo que hoy en día se está perdiendo o se ha perdido
ya en muchos casos. En este sentido, Carlos es mi mentor y yo soy su discípulo,
y a partir de ahí construimos todo. Es una persona con extraordinario talento,
pero también un trabajador infatigable y disciplinado. Para mí es un referente
intelectual indiscutible, un inspirador vital y un ejemplo de compromiso con la
ciencia desde la periferia; pero si tuviera que elegir una de entre todas las
lecciones que he aprendido de él me quedaría con la capacidad de emocionarse
ante y por la vida.
-¿Morriña de Asturias?
-Echo de menos muchísimas cosas.
La primera de todas es, sin duda, la gente, incluyendo familia, amigos y
vecinos… Por supuesto la comida no tiene comparación con la de allí, aunque
otra cosa que extraño muchísimo es la mar. Por muchos meses, durante la
pandemia, mi vida, como la de otros muchos, fue todo aquello que sucedía entre
el laboratorio, el supermercado y el apartamento donde vivo. Ahora que estoy
vacunado, me atrevo a hacer alguna cosa más.
-¿Ve próxima la oficialidad del
asturiano?
-Sin duda ninguna. Soy más optimista
que nunca. Creo que en el país se dan el consenso y la correlación de fuerzas necesarias
para acometer la reforma del Estatuto que nos lleve a la oficialidad. A pesar
de que los protagonistas del proceso de reivindicación lingüística, que empezó
en la Transición, tuvieron que soportar primero las burlas., luego el ninguneo
y más recientemente el insulto y la mentira. Si algo bueno tiene llegar
cuarenta año tarde a una cosa, es que puedes mirar a otros modelos cercanos y
ver lo que ha funcionado y lo que no. La mayoría de las cosas que se dicen en
contra en contra de la oficialidad son mentira porque el modelo está sin
definir todavía, es solamente un fantasma que algunos agitan para meter miedo.
Somos los asturianos los que tenemos que establecer el modelo con originalidad,
adaptado a nuestra realidad sociolingüística y dejando de lado el proceso intoxicación
crónica al que durante años estuvimos sometidos y que estaba encaminado a que renegásemos
de lo que somos.
-¿Cómo pasa la pandemia?
-Con bastante resignación. Todos
notamos, más incluso que bajo circunstancias normales el peso de la monotonía y
la rutina, aunque eso no es excusa en absoluto para los comportamientos incívicos
o irresponsables que se ven y que muchas veces vienen precisamente de los que tendrían
que dar ejemplo. También es cierto que la ciencia es una actividad profesional
que te deja muy poco tiempo libre. Existe una imagen u tanto distorsionada de
los científicos porque mucha gente piensa que pasamos el rato cacharreando en
el laboratorio y teniendo tormentas de ideas. Es cierto que la ciencia es algo
apasionante, pero no es menos cierto que es una actividad que demanda muchísimo,
tanto mental como físicamente, deja muy poco tiempo libre y, en ocasiones
genera frustración y estrés cuando las cosas no salen. Yo no me arrepienoto en
absoluto, todo lo contrario, pero mi recomendación para los estudiantes es que
lo piensen muy bien y den ewl paso solamente si estan 100% seguros.
-¿Se siguen las normas de
seguridad ahí?
-Hay mucha resistencia, algo que
es difícil de comprender, pero lo cierto es que la gente tardó más que en Europa
en tomar consciencia de la situación. Aquí deja muchísimo al criterio
individual y cada uno es libre de tomar sus decisiones, lo que sin duda es algo
muy positivo. El problema viene cuando las decisiones de una minoría comprometen
la salud y la vida de la mayoría, ahí se da un conflicto entre libertades y se
necesita un arbitrio. Ese árbitro tienen que ser las administraciones públicas,
no hay otro válido.
-¿El negacionismo le indigna, le
asusta o le asombra?
-Sin duda me indigna. Me parece
el acto de egoísmo más grande que he visto en mucho tiempo. No tiene nada que
ver con criterios médicos o científicos, ni siquiera con el planteamiento ideológico.
No es casualidad que la mayoría de las personas consideradas negacionistas son individuos
que, por probalidad epidemiológica, lo más seguro es que el virus no les plantee
problemas serios e el caso de que infecten, así que simplemente pasan. Para mí
no es negacionismo, sino “pasotismo”. Asistí atónito una y otra vez, al
bochornoso espectáculo que ocurría cada vez que se dictaba una medida desde los
diferentes gobiernos. En lugar de asumirla, un sector de población se dedicaba
a dibujar la situación más rocambolesca que uno se puede imaginar para retorcer
la norma y llevarla al absurdo con el fin de buscarle las costuras y demostrar
sus contradicciones. Una cantidad de energía desperdiciada solamente para hacer
cuatro memes y subirlos a las redes. Si en lugar de eso hubiésemos usado esa energía
para ver como adaptábamos nuestras vidas a esas recomendaciones nos hubiese ido
mejor. Algunas medidas han sido injustas o no han funcionado, pero, pero muchas
veces tuve la sensación de que nos empeñábamos en ponérselo fácil al virus.
-¿El español en Texas?
-De pena. Hay un empeño por parte
de algunos sectores en decir que el español está en peliogro en España. Es
cierto que hay desajustes que habría que corregir pero en España las lenguas en
peligro son el asturiano, el aragones y, en menor medida, el gallego. Donde el
español corre swerio riesgo es en el exterior. Es muy triste ver como aquí, en
Texas, inmigrantes hispanos de segunda generación no son capaces de mantener
una conversación fluida en español sin interoducir multitud de palabras en
inglés. El paso por el sistema esducativo americano es demoledor porque el español
está muy marginado. Ademas hay autocensura dentro de las familias y los padres
les hablan en inglés a sus hijos, aunque les cueste, con el fin de que no
tengan ni siquiera acento. La verdad es que viniendo de Asturias todo me suena
muy familiar. Ahí es donde deberíamos alzar la voz, pero no se hace por
criterios tácticos y políticos.
-¿Les habla a sus
compañeros/amigos sobre la llingua?
-Jajajaja, les puedes preguntar a
ellos. Algunas veces me tiene que mandar callar.
-Economía o salud
-Establecer esta dicotomía es el
peor error. Desde el punto de vista didáctico es nefata. Nada hay más
importante que la salud. Cuando la salud falta, la vida se ve comprometida, y
con ella todo lo que somos. La gente que ha padecido o padece enfermedades
graves entiende esto muy bien. Dicho lo cual, no todas las amenazas para
nuestra vida vienen del coronavirus, ya que sigue habiendo enfermos de cáncer,
infartos Alzheimer y muchas otras. Además tener un puesto de trabajo una estabilidad
económica mínima o unas perspectivas de futuro también configura nuestro estado de salud, especialmente
de salud mental. Todo esto se podría conjugar de otra manera si tuviésemos más
disciplina, pero cuando se han relajado las medidas una minoría ha arruinado
todo y hemos tenido que volver a la casilla de salida una y otra vez como en
el juego de la oca.
-¿Si en lugar de políticos tomaran
decisiones los científicos?
-“Zapatero a tus zapatos”, es
decir, cada uno en su campo. Lo importante es que los políticos tengan el asesoramiento
técnico adecuado y, más importante todavía, que los políticos sean buenos en su
trabajo. A veces esto último no ocurre. También nos vendría bien tener a todos más
humildad y prudencia
-¿Se llevó la gaita a Dallas?
-No tenía sitio en la maleta,
pero es otra cosa que echo muchísimo de menos. Espero que cuando vuelva no se me haya olvidado
todo.
-“Tener presente d’ónde venimos y
descubrime un pasáu col que mirar con esperanza’l futuru”. ¿Sus abuelos conocían
el sentido de la vida?
-Muchísimo mejor de lo que lo
conozco yo. No es que fueran en eso especiales, sino que es algo que compartían
con otros miembros de su misma generación. A pesar de no tener ninguna formación
más allá de leer, escribir y “les cuatro letres”, llevaron una forma de vivir
sencilla, pero muy autentica, muy convincente y en completa sintonía con la
naturaleza.
-¿Sigue las claves de la salud
marcadas por Otin?
-Las claves de la salud no son
recomendaciones para mantenerse sano, sino que son las características moleculares
y celulares que definen la vida y, cuando estas se alteran, aparece la
enfermedad. Fue un trabajo titánico de revisión e integración de conceptos biológicos
que Carlos ha realizado en colaboración con el científico francés Guido
Kroemer. El artículo ha tenido repercusión mundial y se citará miles de veces
en la literatura científica. De hecho, aquí en Dallas varios compañeros me
preguntaron por él. Sorprende que uno de los sitios donde más tardó en saltar
la noticia fue en Asturias, incluso a la propia Universidad le costó
reaccionar. Igual estábamos haciendo “la digestión del cocido” como en “La
Regenta” de Clarín.
-¿Cómo se ve el show político que
desencadena la pandemia?
-Me da mucha pena, y se necesita
una reflexión colectiva. Hay demasiado odio, miedo, mentiras y ruido que nos
distraen de lo que es importante y
relevante. En Asturias lo primero que nos hace falta es recuperar el optimismo,
una luz que disipará muchas tinieblas. Tenemos que dejar de pensar en lo que
fuimos y ya no somos y empezar a pensar en lo que tenemos la obligación de ser.
Se habla mucho de reconversiones, la primera que necesitamos es una reconversión
social y a partir de ahí vendrá todo lo demás. Por favor, no nos pasemos lo que
nos resta de vida en una habitación sin vistas.
Fuente: LA NUEVA ESPAÑA