05 marzo 2021

Xurde Menéndez Caravia, biólogo asturiano en el Southwestem Medical Center de Dallas.

“Asturias debe dejar de pensar en lo que fue y pensar en lo que tiene la obligación de ser”


Xurde Menéndez Caravia en Dallas

  Tino     PERTIERRA

Xurde Menéndez Caravia es biólogo y traductor al asturiano del ensayo de Carlos López Otín “La vida en cuatro letras”. Menéndez (Quintes, 1990), que hizo su tesis en la Universidad de Oviedo bajo la dirección de López Otín y Alejandro Piñeiro Ugalde, realiza ahora en Dallas (EE UU) su formación posdoctoral” llevo aquí desde enero de 2020. Formo parte del grupo de investigación del doctor Eric Olson, referente mundial en el estudio de biología y las enfermedades del corazón y del resto de músculos, que tiene su sede en la UT Southwestern Medical Center. Cuando estaba en Asturias contaba los días que me faltaban para marcharme, ahora lo que hago es contar los que me restan para volver. Dicho de otro modo, me fui para poder quedarme”.

-La primera vez que se publica un ensayo científico en asturiano ¿intimidó el reto?

- Muchísimo, máxime porque se trataba de mi primer trabajo como traductor, aunque pesaron más aspectos positivos. Ya existían trabajos científicos en asturiano, pero “la vida en cuatro lletres” representa la primera traducción de un ensayo científico completo.

-¿Que obstáculos surgen al traducir a López Otín?

-Traducir es algo difícil. Y traducir desde le castellano al asturianu, dos lenguas que se parecen, es todavía más delicado. No se trata solamente de usar palabras asturianas, sino de conseguir una sintaxis asturiana: emplear las palabras adecuadas en el orden que nosotros las decimos. Sin embargo, Carlos tiene la maravillosa capacidad de explicar temas extraordinariamente complejos de la forma más simple, eso sin duda facilitó las cosas.

¿Colaboró Otín?

-Totalmente. Estuvo muy implicado desde el minuto uno. Además, jugó un papel muy importante en implicar a los 16 artistas asturianos que desinteresadamente hicieron  obras originales para ilustrar los diferentes capítulos del libro. Finalmente, los dos acordamos que los beneficios de este trabajo colectivo debían destinare a una causa solidaria y decidimos donar nuestros derechos como autor y traductor a la delegación de Asturies de la Asociación Española Contra el Cáncer, que hace una labor extraordinaria para la sociedad y todo lo que se le ayude es poco.-

-¿Cómo es el dallasita?

-Hay de todo. Es una sociedad muy diversa, aunque en general es gente, políticamente muy correcta, algunas veces demasiado obstante, hay un peso muy importante de la comunidad latina, la cual se mueven unos parámetros mucho más cercanos a los nuestros. El concepto de “países de nuestro entorno2, tal como nosotros empleamos, me parece tremendamente engañoso. Nadie es más de nuestro entorno que aquellos con los que compartimos la lengua española.

-Allí mataron a Kennedy. ¿Ya hizo el círculo turístico?

- Si, lo hice el 31 de diciembre del año y me dejó muy emocionado. La verdad es que fue una de mis mejores Nocheviejas. Visité Dealey Plaza, donde dos cruces blancas en la carretera señalan los lugares donde las balas alcanzaron, y también el museo que hay en el edificio desde el que dispararon, una especie de biblioteca cercana. Allí se explica todo con muchísimo detalle y uno puede percatarse de como en plena Guerra Fría hubo un líder que mereció tal nombre. En la actualidad necesitamos líderes que también merezcan ser llamados así. Con respecto a la polémica que todavía envuelve su muerte, en el museo optaron por una solución inteligente; explicar todas las hipótesis, incluso las más remotas, y ponerlas todas al mismo nivel. En la práctica es más o menos lo mismo que no explicar nada.

-Dallas, pros y contras.

-Me gusta su tranquilidad, aunque sea la novena ciudad en población de EE, UU uno no tiene la sensación de estar en una gran urbe porque todo está muy disperso. Lo que más me incomoda es que la ciudad no se puede recorrer a pie. A menos que estés en el centro (downtown) todo lo que se encuentre a más de 20 minutos de distancia es inaccesible para el caminante, ya que cuando menos te lo esperes la acara se acaba y no puedes pasar.

-Texas, ¿hay tanto racismo y conservadurismo como dicen?.

-Hay mucho mito en todo eso. La sociedad norteamericana  es, en general, profundamente conservadora y el eje izquierda-derecha que funciona en Europa no opera aquí de la misma manera. Los texanos están muy orgullosos de lo que son y la historia reciente les ha tratado bien, por lo que no ven grandes motivos para el cambio. En cualquier caso no todo es lo que parece, ya que el alcalde de Dallas, Eric Johnson, es demócrata y negro. Con respecto al racismo, por desgracia, es algo que está presente en todo el mundo y en España no estamos precisamente para dar lecciones a nadie.

-¿El asalto al Capitolio?.

-Al principio tienes la tentación de tomártelo a broma, pero muy pronto te das cuenta de que de broma tiene muy poco. Por un momento tuve la sensación de que todo el mundo contenía la respiración porque el momento era crítico. Afortunadamente se controló relativamente rápido, aunque sin duda fue una vergüenza para el país y un ejemplo pésimo que se lanzó al mundo.

-Trump ganó en Texas..52 por ciento frente al 46,5% ¿Esos seis puntos dicen mucho?

-No especialmente. Es triste decirlo, pero hubo mucha más gente que votó en contra de Trump, sin importar a quien, que a favor de Biden. Ese voto “anti” fue suficiente en algunos estados, pero en Texas no alcanzó a pesar de que era un lugar en el que los demócratas podían ganar. Es cierto también que hay muchos intereses industriales y energéticos en juego, pero no creo que Texas sea un estado significativamente más conservador que Arizona o Nevada, donde ganó Biden.

-¿Lecciones de Otín?

-Son innumerables. El hecho de haber realizado la tesis en su laboratorio fue la experiencia más transformante de mi vida hasta el momento. Una de las cosas que he aprendido de él es a respetar y valorar al maestro, algo que hoy en día se está perdiendo o se ha perdido ya en muchos casos. En este sentido, Carlos es mi mentor y yo soy su discípulo, y a partir de ahí construimos todo. Es una persona con extraordinario talento, pero también un trabajador infatigable y disciplinado. Para mí es un referente intelectual indiscutible, un inspirador vital y un ejemplo de compromiso con la ciencia desde la periferia; pero si tuviera que elegir una de entre todas las lecciones que he aprendido de él me quedaría con la capacidad de emocionarse ante y por la vida.

-¿Morriña de Asturias?

-Echo de menos muchísimas cosas. La primera de todas es, sin duda, la gente, incluyendo familia, amigos y vecinos… Por supuesto la comida no tiene comparación con la de allí, aunque otra cosa que extraño muchísimo es la mar. Por muchos meses, durante la pandemia, mi vida, como la de otros muchos, fue todo aquello que sucedía entre el laboratorio, el supermercado y el apartamento donde vivo. Ahora que estoy vacunado, me atrevo a hacer alguna cosa más.

-¿Ve próxima la oficialidad del asturiano?

-Sin duda ninguna. Soy más optimista que nunca. Creo que en el país se dan el consenso y la correlación de fuerzas necesarias para acometer la reforma del Estatuto que nos lleve a la oficialidad. A pesar de que los protagonistas del proceso de reivindicación lingüística, que empezó en la Transición, tuvieron que soportar primero las burlas., luego el ninguneo y más recientemente el insulto y la mentira. Si algo bueno tiene llegar cuarenta año tarde a una cosa, es que puedes mirar a otros modelos cercanos y ver lo que ha funcionado y lo que no. La mayoría de las cosas que se dicen en contra en contra de la oficialidad son mentira porque el modelo está sin definir todavía, es solamente un fantasma que algunos agitan para meter miedo. Somos los asturianos los que tenemos que establecer el modelo con originalidad, adaptado a nuestra realidad sociolingüística y dejando de lado el proceso intoxicación crónica al que durante años estuvimos sometidos y que estaba encaminado a que renegásemos de lo que somos.

-¿Cómo pasa la pandemia?

-Con bastante resignación. Todos notamos, más incluso que bajo circunstancias normales el peso de la monotonía y la rutina, aunque eso no es excusa en absoluto para los comportamientos incívicos o irresponsables que se ven y que muchas veces vienen precisamente de los que tendrían que dar ejemplo. También es cierto que la ciencia es una actividad profesional que te deja muy poco tiempo libre. Existe una imagen u tanto distorsionada de los científicos porque mucha gente piensa que pasamos el rato cacharreando en el laboratorio y teniendo tormentas de ideas. Es cierto que la ciencia es algo apasionante, pero no es menos cierto que es una actividad que demanda muchísimo, tanto mental como físicamente, deja muy poco tiempo libre y, en ocasiones genera frustración y estrés cuando las cosas no salen. Yo no me arrepienoto en absoluto, todo lo contrario, pero mi recomendación para los estudiantes es que lo piensen muy bien y den ewl paso solamente si estan 100% seguros.

-¿Se siguen las normas de seguridad ahí?

-Hay mucha resistencia, algo que es difícil de comprender, pero lo cierto es que la gente tardó más que en Europa en tomar consciencia de la situación. Aquí deja muchísimo al criterio individual y cada uno es libre de tomar sus decisiones, lo que sin duda es algo muy positivo. El problema viene cuando las decisiones de una minoría comprometen la salud y la vida de la mayoría, ahí se da un conflicto entre libertades y se necesita un arbitrio. Ese árbitro tienen que ser las administraciones públicas, no hay otro válido.

-¿El negacionismo le indigna, le asusta o le asombra?

-Sin duda me indigna. Me parece el acto de egoísmo más grande que he visto en mucho tiempo. No tiene nada que ver con criterios médicos o científicos, ni siquiera con el planteamiento ideológico. No es casualidad que la mayoría de las personas consideradas negacionistas son individuos que, por probalidad epidemiológica, lo más seguro es que el virus no les plantee problemas serios e el caso de que infecten, así que simplemente pasan. Para mí no es negacionismo, sino “pasotismo”. Asistí atónito una y otra vez, al bochornoso espectáculo que ocurría cada vez que se dictaba una medida desde los diferentes gobiernos. En lugar de asumirla, un sector de población se dedicaba a dibujar la situación más rocambolesca que uno se puede imaginar para retorcer la norma y llevarla al absurdo con el fin de buscarle las costuras y demostrar sus contradicciones. Una cantidad de energía desperdiciada solamente para hacer cuatro memes y subirlos a las redes. Si en lugar de eso hubiésemos usado esa energía para ver como adaptábamos nuestras vidas a esas recomendaciones nos hubiese ido mejor. Algunas medidas han sido injustas o no han funcionado, pero, pero muchas veces tuve la sensación de que nos empeñábamos en ponérselo fácil al virus.

-¿El español en Texas?

-De pena. Hay un empeño por parte de algunos sectores en decir que el español está en peliogro en España. Es cierto que hay desajustes que habría que corregir pero en España las lenguas en peligro son el asturiano, el aragones y, en menor medida, el gallego. Donde el español corre swerio riesgo es en el exterior. Es muy triste ver como aquí, en Texas, inmigrantes hispanos de segunda generación no son capaces de mantener una conversación fluida en español sin interoducir multitud de palabras en inglés. El paso por el sistema esducativo americano es demoledor porque el español está muy marginado. Ademas hay autocensura dentro de las familias y los padres les hablan en inglés a sus hijos, aunque les cueste, con el fin de que no tengan ni siquiera acento. La verdad es que viniendo de Asturias todo me suena muy familiar. Ahí es donde deberíamos alzar la voz, pero no se hace por criterios tácticos y políticos.

-¿Les habla a sus compañeros/amigos sobre la llingua?

-Jajajaja, les puedes preguntar a ellos. Algunas veces me tiene que mandar callar.

-Economía o salud

-Establecer esta dicotomía es el peor error. Desde el punto de vista didáctico es nefata. Nada hay más importante que la salud. Cuando la salud falta, la vida se ve comprometida, y con ella todo lo que somos. La gente que ha padecido o padece enfermedades graves entiende esto muy bien. Dicho lo cual, no todas las amenazas para nuestra vida vienen del coronavirus, ya que sigue habiendo enfermos de cáncer, infartos Alzheimer y muchas otras. Además tener un puesto de trabajo una estabilidad económica mínima o unas perspectivas de futuro también  configura nuestro estado de salud, especialmente de salud mental. Todo esto se podría conjugar de otra manera si tuviésemos más disciplina, pero cuando se han relajado las medidas una minoría ha arruinado todo y hemos tenido que  volver  a la casilla de salida una y otra vez como en el juego de la oca.

-¿Si en lugar de políticos tomaran decisiones los científicos?

-“Zapatero a tus zapatos”, es decir, cada uno en su campo. Lo importante es que los políticos tengan el asesoramiento técnico adecuado y, más importante todavía, que los políticos sean buenos en su trabajo. A veces esto último no ocurre. También nos vendría bien tener a todos más humildad y prudencia

-¿Se llevó la gaita a Dallas?

-No tenía sitio en la maleta, pero es otra cosa que echo muchísimo de menos. Espero  que cuando vuelva no se me haya olvidado todo.

-“Tener presente d’ónde venimos y descubrime un pasáu col que mirar con esperanza’l futuru”. ¿Sus abuelos conocían el sentido de la vida?

-Muchísimo mejor de lo que lo conozco yo. No es que fueran en eso especiales, sino que es algo que compartían con otros miembros de su misma generación. A pesar de no tener ninguna formación más allá de leer, escribir y “les cuatro letres”, llevaron una forma de vivir sencilla, pero muy autentica, muy convincente y en completa sintonía con la naturaleza.

-¿Sigue las claves de la salud marcadas por Otin?

-Las claves de la salud no son recomendaciones para mantenerse sano, sino que son las características moleculares y celulares que definen la vida y, cuando estas se alteran, aparece la enfermedad. Fue un trabajo titánico de revisión e integración de conceptos biológicos que Carlos ha realizado en colaboración con el científico francés Guido Kroemer. El artículo ha tenido repercusión mundial y se citará miles de veces en la literatura científica. De hecho, aquí en Dallas varios compañeros me preguntaron por él. Sorprende que uno de los sitios donde más tardó en saltar la noticia fue en Asturias, incluso a la propia Universidad le costó reaccionar. Igual estábamos haciendo “la digestión del cocido” como en “La Regenta” de Clarín.

-¿Cómo se ve el show político que desencadena la pandemia?

-Me da mucha pena, y se necesita una reflexión colectiva. Hay demasiado odio, miedo, mentiras y ruido que nos distraen  de lo que es importante y relevante. En Asturias lo primero que nos hace falta es recuperar el optimismo, una luz que disipará muchas tinieblas. Tenemos que dejar de pensar en lo que fuimos y ya no somos y empezar a pensar en lo que tenemos la obligación de ser. Se habla mucho de reconversiones, la primera que necesitamos es una reconversión social y a partir de ahí vendrá todo lo demás. Por favor, no nos pasemos lo que nos resta de vida en una habitación sin vistas.

Fuente: LA NUEVA ESPAÑA