Al árbol, partido a la mitad por un rayo el 12 de agosto de 2015, se le habían colocado dos abrazaderas metálicas en el tronco.
La idea que había de talarlo en aquel momento no gustó y un grupo de vecinos decidieron, con el consentimiento del Ayuntamiento y del párroco Maximino Canal, actuar sobre el árbol para evitar su deterioro e intentar recuperarlo.
La solución adoptada fue colocar dos abrazaderas de chapa para sujetar y cerrar el tronco en su parte alta para que no se siguiera desgarrando y la aplicación de un sellador para evitar la pérdida de sabia. Para el izado de las abrazaderas y su colocación fueron necesarias tres personas y una pala excavadora, ya que cada pieza tiene un peso de 35 kilos y la operación de atornillado, acoplamiento y cierre resultó bastante complicada.
El peso de las ramas y el viento de anoche acabaron destrozando definitivamente el cedro. Un árbol que por su ubicación, frondosidad y antigüedad era muy apreciado en Quintes, especialmente por quienes lo han conocido ahí toda la vida.
QUINTES Mirador del Cantábrico