01 septiembre 2018

“Que llevasen todo, ¿Qué iba a hacer? Si no me iban a arrear”, relata otro asaltado de Quintueles .

Anselmo Menéndez y su mujer estaban en la cama; para cuando nos despertaron los cuatro cacos “ya teníamos toda la casa patas arriba”
M.G. SALAS/ I. PELAEZ 
Cuatro encapuchados estaban desmantelando su casa y Anselmo Menéndez durmiendo plácidamente “¡Anselmo, Anselmo”! le gritaba su mujer mientras le zarandeaba en la cama. Pero este vecino de Quintueles (Villaviciosa), de 83 años, pensaba que estaba en un sueño. Hasta que la voz de uno de los ladrones le despertó con brusquedad: “¡Alto. Alto ponga las manos en alto!” … ¿Pero esto que ye?, ¿Ustedes que quieren? Les pregunté yo mientras uno me deslumbraba con una linterna. “¡Dinerillo de la caja fuerte!”, contestaron. Me amenazaron con una barra de uña y yo les decía: “¡Oigan, que soy un vieyu!” , relata Menéndez con naturalidad a la puerta de su vivienda, la última de un camino próximo a industrias Granderroble. 
Anselmo y su mujer fueron las terceras víctimas, la madrugada del miércoles, de la banda de ladrones que empezó su noche álgida en la casa de los dueños del lagar Frutos, siguieron en un chalet de Quintes, sin éxito, y acabaron robando un furgón en sidra Buznego (Arroes). Hace menos de dos semanas asaltaban, así lo cree la Guardia Civil, el domicilio de los dueños de sidra Menéndez (Fano. 
A la vivienda de este matrimonio octogenario los cacos llegaron antes de las tres de la madrugada. Saltaron el cierre (un muro de escasa altura) de la enorme finca y forzaron con una barra de uña la ventana despensa, que es estrecha y está ubicada en el lateral izquierdo de la casa, sin alarma. 
La despensa comunica con la cocina y desde allí comenzaron a revolver cajones y armarios. Los propietarios dormían en su habitación en la planta superior. Y el perro, un borden collie, descansaba esa noche en el sótano. Todo sucedió muy rápido. 
“Fue dramático, estaba en la cama. Yo sentía alboroto pero pensé que era un sueño”, insiste el hombre muy campechano, cuando abrió los ojos su chalet ya estaba patas arriba “lo dejaron todo desmantelado. Se llevaron dinero, joyas, unas botellas de wisky escocés (fueron recuperadas) y hasta unas latas de bonito y un billete de mil pesetas”, cuenta con humor. Pese al susto, Anselmo Menéndez lejos de transmitir miedo, contagia serenidad: “nunca me robaron. Después de vieyu gaiteru.” 
Fuente: LA NUEVA ESPAÑA
Anselmo Menéndez, ayer en el exterior de su casa de Quintueles, imitando el gesto de un ladrón que le amenazó con una barra de uña. ÁNGEL GONZÁLEZ