25 febrero 2013

El azabache en La Marina de Villaviciosa

Azabache de La Marina (Villaviciosa)
La industria azabachera tuvo una gran importancia en La Marina de Villaviciosa. Algunas fuentes relatan, que a mediados del siglo XVIII ejercían el oficio en el concejo 127 azabacheros. Había centenares de explotaciones en un entramado de galerías excavadas en las proximidades de la costa, entre Quintueles y Tazones, generalmente a espaldas al mar para facilitar la evacuación de las aguas. Las galerías eran sumamente estrechas y los mineros debían arrastrarse por ellas provistos de un candil una piqueta y un saco en busca de finas capas de azabache incrustadas entre la piedra arenisca. 
Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, los yacimientos de Quintueles, Quintes, Villaverde, Careñes, Castiello, Arguero y Oles, fueron los mas importantes de Asturias y de ellos se extraía material de una gran calidad. 
El mineral se exportaba, en bruto o convertido en objetos, a diversas partes de España y del mundo, principalmente a Santiago de Compostela, a Cuba, a Inglaterra o a los Estados Unidos. Las piezas más frecuentemente elaboradas eran: rosarios, collares, dijes, prendedores, veneras, lunas, verdugos, gargantillas y varios amuletos, como ciguas o manines 
Tomás Noval, foto: Isaac Arboleya
Aun quedan hoy en la zona de La Marina, algunos aficionados a la artesanía del azabache, que trabajan material procedente de las antiguas bocaminas. Como profesional uno de los últimos mineros del azabache fue Tomas Noval de Oles, oficio que heredó de su padre Bartolomé y que desempeñó desde 1938 hasta su fallecimiento en el año 2008. En la actualidad hay un proyecto para reabrir una galería en la zona donde él trabajaba. 
Uno de esos artesanos que, por afición, aprendió a trabajar el azabache es José Antonio Rodríguez Menéndez, vecino de Quintes, que en sus horas libres ha conseguido reunir una hermosa colección de piezas de azabache, talladas con tres sencillas herramientas; navaja, ballesta y barrena. 
 Con esa colección participó en varias exposiciones por diversas localidades; Suiza, Madrid, en la feria de muestras de Gijón, Valdedios, etc. al tiempo que exponia sus conocimientos sobre el azabache, historia y técnica para el tallado del material. 
José Antonio, fue invitado en 1990 a Suiza por la Federación Internacional de Comunidades Asturianas (FICA), por el Consejo de Comunidades Asturianas y por José de la Vega Morís. En el Centro Asturiano de Basilea decía: 
No puedo dar una explicación de mi afición por el azabache, o acebache, según se dice en Asturias. 
Antonio Rodriguez Menéndez
Posiblemente, la razón principal sea la de mi condición de mariñan y el recuerdo de haber visto aquellos artesanos de La Marina villaviciosina elaborar, con medios rudimentarios y grandes dosis de paciencia, habilidad y cariño, ciguas y bolas de collar, tanto esféricas como múltiples caras, lo que me ha llevado a introducirme en el tema. 
El azabache se trabaja a navaja y lima y adquiere un brillo intenso que no pierde con el paso de los años, por cuyo motivo se consideró como “piedra semipreciosa”. Su talla resulta harto difícil cuando se intenta esculpir con él figuras con abundantes detalles. 
 Los primeros estudios geológicos del azabache en Asturias se deben a Guillermo Schultz, quien ya señalaba en 1836 la presencia del mineral en distintos lugares. 
Este abunda en la parte llana del concejo de Villaviciosa, principalmente en la rasa costera de La Marina, tambien conocida como “Les Mariñes” que abarca desde Quintueles a Tazones. 
En el año 1622 Luis Valdés, en sus memorias de Asturias, manifiesta que el azabache asturiano era el mejor de toda la península y, probablemente, de toda Europa. 
En aquellas fechas, al parecer, solo se trabajaba en Galicia e Inglaterra a donde la materia prima llegaba de Asturias. Según los artesanos ingleses, el azabache asturiano resultaba mucho más barato que el del Reino Unido, por cuyo motivo se mantuvo un intenso comercio de exportación. 
Colección de joyas talladas por Antonio

La bondad del azabache asturiano, fue un factor muy importante por quienes se dedicaban a su talla, especialmente los azabacheros de Santiago de Compostela, que eran los mejores receptores del material. Estos hicieron del azabache un refinado arte ya en los siglos XV y XVI aprovechando la constante afluencia de peregrinos de toda Europa. 
Dentro de “Les Mariñes” aparecen azabaches de todas las calidades, predominando los de buena y mediana calidad. En los últimos siglos se han preferido los de Oles, por ser más brillantes que los del resto de la zona. 
Sobre la calidad del azabache de Quintes y Quintueles, se carece de referencias, aunque por el comercio que mantuvieron con Galicia y la fundación, en 1604, de la Cofradía Nuestra Señora del Rosario en Quintueles, cabe suponer una gran tradición y buena calidad del azabache en ambas parroquias. 
Herramientas utilizadas
Como dato curioso de la tradición azabachera de Quintueles, diremos que el párroco de esta localidad José García, en el año 1971, proyectó recubrir el sagrario del templo con azabache, en recuerdo  de la Cofradía Nuestra Señora del Rosario. El proceso de tallado no ofrece especiales dificultades, cuando el modelo es una pieza menor. Los utensilios o herramientas son rudimentarios y son necesarias al menos; una navaja barbera, una ballesta y una barrena. 
Una vez lavado el azabache, utilizaremos la navaja para devastar la pieza y darle la forma aproximada, a esta fase se la denomina “fase de pelado”. 
 Si se trata de una pieza o cuenta de collar horadada, se practica un agujero perpendicular a la estratificación que presenta el mineral. La herramienta que se emplea es la ballesta, barrena formada por una varilla de paraguas y mango de madera con un mandril, que sirve para fijarla. Un cordel atado a las puntas de un palo rodea el ingenio, que gira cuando a aquel se le imprime un movimiento de vaivén. El agujero no puede hacerse de un tirón pues rompería la pieza, se hace barrenando primero la mitad de la bola y después el lado opuesto. Para finalizar se vuelve a utilizar la navaja y piedra de grano para darle la forma definitiva. 

 Una vez lista la pieza para su pulido, operación que se denomina “fase del sobón”, recibe un primer suavizado con un trozo de cuero untado de carbón vegetal humedecido, procediéndose después a su abrillantado, que tradicionalmente se obtenía con un fieltro impregnado en rojo inglés.
LA MARINA DE VILLAVICIOSA  (ampliar imagen)
El 28 de junio de 2009 se aprobó por el pleno extraordinario del Ayuntamiento de Villaviciosa, la puesta en marcha de una ruta del azabache entre Quintueles y Tazones y la denominación oficial de la marca “Azabache de Villaviciosa de Asturias”. Desconocemos la situación actual de aquel proyecto