José Luis García Rodríguez. Escritor afincado en Quintes.
En su último libro, ‘El fraude nacionalista en la historia de España’, relaciona el repunte de los regionalismos con la crisis
9 noviembre 201400:44
QUINTES José Luis García Rodríguez (Madrid, 1944), licenciado en Ciencias Empresariales por ICADE, durante 30 años desempeñó varias funciones en empresas de Zaragoza y Mallorca. Participó activamente en la Transición dentro de la Federación Social Demócrata Española, primero, y de la UCD, después. Desde hace diez años reside en la parroquia maliaya de Quintes, donde se dedica a escribir. Su último libro, ‘El fraude nacionalista en la historia de España’, es un ensayo que define como «una crítica al regionalismo efervescente que estamos viviendo».
– ¿El nacionalismo es un fraude?
–Una gran parte de sus argumentos son un invento y no responden a la realidad. En el caso de Artur Mas es una deriva psicópata. Cataluña nunca ha dejado ni dejará de ser una parte importante de España. No existe ningún fundamento histórico para opinar lo contrario, es todo una entelequia, una burbuja creada por Mas en la que insiste de forma constante y reiterativa allí donde va. De ahí el adjetivo de psicópata.
–¿Cree que el reto soberanista preocupa a los ciudadanos?
–Creo que la fiebre del nacionalismo se está enfriando. España es un país de nacionalismos y negarlo es negar la evidencia. Es un problema que viene de siempre y que curiosamente toma fuerza cuando el país está en crisis; es una de las reflexiones del libro.
–Explíquese.
–A principios del siglo pasado, España sufrió una gran crisis de identidad, entre otras cosas tras la pérdida de las colonias. Fue entonces cuando resurgieron y tomaron fuerza nacionalismos, como el catalán, que llevaba doscientos años en letargo. El resultado entonces fue una confrontación que terminó con una guerra civil y un régimen contrario a cualquier regionalismo. Y ahora se han juntado una crisis económica con una crisis inmobiliaria y una crisis política derivada de que el gobierno fue incapaz de entender esa situación y se han vuelto a activar.
–¿Entonces la propia política es responsable del auge del nacionalismo?
–Ahora hay una crisis grave, la izquierda también está en crisis de identidad. La sociedad tiene un nivel de exigencia que los partidos políticos deben satisfacer y dar respuesta. En caso contrario, están abocados a disolverse y es ahí cuando surgen otras fuerzas, entre ellas los nacionalismos. El socialismo está llamado a desaparecer si no se rearma y ofrece una alternativa.
–Uno de sus ensayos lleva por título ‘La agonía del socialismo’, ¿tan mal ve al PSOE?
–Rubalcaba fue un tapón que paralizó la evolución del partido. Ha sido un político bien intencionado y honesto, pero cortó la trayectoria que se venía desarrollando e incluso la radicalizó, perdiendo la sintonía con los ciudadanos.
–Los socialistan eligieron a Pedro Sánchez como secretario general, ¿cree que retomará la trayectoria a la que se refiere?
–Bienvenido sea, si es capaz de construir y formar una alternativa. Creo que es esencial que el PSOE adopte una postura como partido nacional. Para que eso sea posible hacen falta caras nuevas, mentes nuevas y actitudes nuevas. Su futuro pasa por unificarse y volver a la senda que ha tenido durante los últimos cuarenta años. Es esencial para España y para la convivencia.
–Volviendo al nacionalismo, ¿qué recorrido le augura?
–Considero que no tiene cabida en la estructura de la Unión Europea, por lo que no le veo recorrido. Como partido político sí la tiene, por supuesto, pero por la vía de la separación que pretende, no.
–¿El federalismo sería una opción viable en España?
–Lo importante es buscar encaje a la organización territorial del Estado en el que tienen que participar todos. No es fácil, es cierto, pero hay que intentarlo. El federalismo podría ser una vía, pero repito que habría que pactarlo, es delicado pero hay que abordar una negociación partiendo, por parte de todos, desde posturas de consenso. Hacer otra cosa, es cerrar las puertas.
–En todo caso, ¿descarta la consulta que reclama Artur Mas?
–Sí, porque no es una vía legal. Que trabaje por un cambio constitucional o que haga una propuesta viable. Lo que busca es un trato de favor y eso es jugar con fuego. No se puede dar trato diferencial a una comunidad autónoma; no tiene ninguna justificación.
–Entonces, ¿la solución pasaría por una reforma de la Constitución?
–En algunos puntos la Constitución está agotada, pero ni está rota ni le hace falta un remedio inmediato. Lo que requiere es que se tomen en serio la reforma de aspectos esenciales y se negocien. Lo primero es no cuestionar el sistema. También hace falta reforzar la transparencia política, cambiar la financiación de los partidos y hacer una ley electoral que acerque a los políticos a la sociedad.
Fuente. EL COMERCIO