Estampa típicamente asturiana y fiel a las viejas tradiciones. Aunque en la actualidad se dispone de modernas maquinas, la cosecha de fabes familiar se sigue trabajando de forma totalmente manual. Se escogen primero las más secas y se colocan en lugares donde el aire y el sol se lleven cualquier resto de humedad, llega el momento de mayar, golpe a golpe, hasta que el preciado fruto es liberado de su vaina. El viento hace el resto del trabajo, que es limpiarlo de polvo e impurezas. Ya tenemos el producto de varios meses de esfuerzo y dedicación listo para embasar o congelar.
Aurina Pidal CardeliEugenio Acebal Pidal
Fotos cedidas por Aurina Pidal