La biografía que publicamos a continuación,
podría ser prototipo de cualquier
familia rural española de principio del siglo XX. Una España agraria con dos tercios
de los ciudadanos trabajando en una agricultura atrasada, hacía que esa
población campesina viviese en la miseria y para ir evolucionando debían emigrar de sus lugares de origen en
busca de mejores condiciones de vida para unas familias que por lo general eran
numerosas.
Los
datos de esta breve historia de la
familia Pidal Piñera Caicoya, han sido extraídos del resumen final que acompaña
al libro genealógico facilitado por Encarnación Pidal Caicoya.
FOTO DE FAMILIA: Izqu Carmen; Selmira; Nieves; Victoriano, Encarnación; Luisa; Adosinda, Aladino; y Cristina (niñas) Encarnita y Ernestina (sentados) Pepe; Luis y Antonio.
HERMANOS: Atrás izqu Ernestina;Cristina, Nieves, y Selmira, en medio izqu Pepe, Luisa; Luis; Aladino, Encarnita y Antonio, delante izqu Carmina y Adosinda
Fue
en el año de la primera huelga general de la minería en Asturias, cuando
Guadalupe Piñera Álvarez vio la luz en su casa natal de Quintes (27 de Junio de
1891). El 12 de Abril de 1893, en el mismo pueblo nacía Victoriano Pidal Varas.
Años después, fueron grandes amigos y luego novios.
Las tierras y el ganado de Quintes no producían lo suficiente, por lo cual, en 1915 Victoriano cogió las maletas y embarcó para la Argentina, pero la nostalgia y el amor por Guadalupe hicieron que en menos de un año volviera a Quintes.
Las tierras y el ganado de Quintes no producían lo suficiente, por lo cual, en 1915 Victoriano cogió las maletas y embarcó para la Argentina, pero la nostalgia y el amor por Guadalupe hicieron que en menos de un año volviera a Quintes.
A
su regreso Valeriano encontró trabajo en el muelle de Gijón cargando barcos de
carbón para la incipiente industria
siderúrgica. En estos momentos cuando el mundo vivía convulsionado por la
primera Guerra Mundial, Victoriano se casó con Guadalupe y pasaron a vivir en
un piso de la c. Ezcurdia de Gijón.
El
año 1918 no pudo ser mejor para los recién casados, llegó Adosinda la primera
hija. Pronto la suerte volvería la espalda a Victoriano, Guadalupe, otra vez
embarazada, enfermó de tuberculosis, ante lo cual en busca de un mejor ambiente
la pareja vuelve a Quintes, no hubo mejoría, Guadalupe dio a luz a Luisa su
segunda hija y falleció el 27 de Junio
de 1919.
Viudo
y con dos hijas Valeriano no se derrumbó, alegre y animador de las romerías de
la zona, se casó el día de San Bartolomé de 1921 con la que sería su segunda
esposa, la vecina de Quintueles, Encarnación Caicoya Palacios y se fueron de luna de miel
hasta Covadonga andando. De este
matrimonio nacerían otros 10 hijos: Cristina, Aladino, Carmina, Selmira,
Nieves, Jose, Luis, Antonio, Encarnación y Ernestina.
Por este tiempo, Victoriano trabajaba en la
Granja de Llorea y sus hijas mayores aun recuerdan las largas caminatas para
llevarle la comida todos los días.
Otra
vez, el carácter inquieto propició la búsqueda de mejores condiciones para esa
familia que crecía sin parar, sacaron las maletas del fondo del armario y ya en
el año 1926 parten con destino a Madrid. Al poco tiempo, Victoriano y familia, se trasladan a Burgos como
encargado de una importante hacienda,
cargo que le granjeó enemistades en la clase obrera con una España partida en
dos por la guerra civil.
El
final de la guerra mejoró la suerte de la familia Pidal, Luis Valdés Cabañillas,
José Valdés y el general Barroso, ratificaron a Victoriano al frente de la
explotación El Vivero. El cambio de aires llegaría nuevamente, en 1945 les ofertaron 20
pesetas diarias, casa, luz y leche por trasladarse a Pozuelo al frente de la ganadería
Priégola. En 1950 a Victoriano le entra la “morriña”, acepta 20.000 pesetas de
indemnización y vuelve a Quintes con Encarnación y los hijos pequeños; Luis, Antonio, Ernestina y Encarnación,
dejando al hijo mayor Aladino al frente de Priégola y a los demás también
asentados definitivamente en Madrid. De los doce hermanos han fallecido; Pepe,
Luisa y Luis.
Con
el dinero de la indemnización, arregló la casa del Regatón y empezó a adquirir
protagonismo en Quintes colaborando en actividades colectivas con los vecinos.
Entre 1955 y 1960 fue presidente del GRUPO CULTURAL Y DEPORTIVO, cargo que no
le impidió seguir con sus aficiones de siempre; jugar a las cartas, tocar el
acordeón y escribir coplas. Victoriano y Encarnación, fallecieron en Quintes, el
14 de Noviembre de 1975 y el 28 de
Agosto de 1978 respectivamente.
Las fotos en pequeño, pertenecen a Victoriano y Encarnación en la boda de oro , lamentamos no haber conseguido la fotografía depara esta publicación. Guadalupe Piñera Alvarez.
NOTAS: Agradecemos a Encarnita Pidal Caicoya la documentación facilitada
El siguiente comentario a esta entrada corrige una errata de la biografía. Gracias Ángel por estos nuevos datos
Las fotos en pequeño, pertenecen a Victoriano y Encarnación en la boda de oro , lamentamos no haber conseguido la fotografía depara esta publicación. Guadalupe Piñera Alvarez.
NOTAS: Agradecemos a Encarnita Pidal Caicoya la documentación facilitada
El siguiente comentario a esta entrada corrige una errata de la biografía. Gracias Ángel por estos nuevos datos
Angel A. Alvarez Pidal. Soy nieto de Victoriano y Encarnación y me ha hecho muchísima ilusión encontrarme al azar con este artículo sobre mis abuelos. La verdad es que tuve poco tiempo para disfrutar de ellos ya que mi abuelo murió cuando yo tenía 6 años y mi abuela cuando tenía 8. Lo único precisar que no fallecieron en Quintes, sino en Coslada (Madrid), donde tuvieron su residencia en sus últimos años y cerca de una gran parte de sus hijos, ya que en Coslada y San Fernando de Henares vivían Sinda, Luisa, Cristina, Pepe, Luis y Tinuca.