En las fiestas de Santa Ana de 1958 ya se buscaba la calidad.
Este programa de la época da fe de ello; entre otras cosas, la asistencia de UNA ORQUESTA y un ORADOR SAGRADO en la iglesia, el servicio de un GARAJE PARA CICLISTAS - MOTORISTAS y fuegos artificiales en el prau de la romería, marcaban la diferencia de las fiestas de Quintes.
Programa cedido por Juán Luis García Carriles
Este programa de la época da fe de ello; entre otras cosas, la asistencia de UNA ORQUESTA y un ORADOR SAGRADO en la iglesia, el servicio de un GARAJE PARA CICLISTAS - MOTORISTAS y fuegos artificiales en el prau de la romería, marcaban la diferencia de las fiestas de Quintes.