Julio González Barrio recopila en su casa herramientas anteriores al siglo XX y de toda clase de oficios
08.02.10 - 02:24 - LUIS CASO QUINTES.
Julio González Barrio tiene en su casa de Quintes un auténtico museo. Ha reunido artilugios y herramientas de toda clase de oficios -la mayoría antiguos- hasta sumar 5.300 piezas. Un buen número son anteriores al siglo XX. Industrial conservero, antes en El Natahoyo y ahora en el polígono gijonés de Somonte, González comenzó a coleccionar antigüedades hace más de 20 años. Comenzó siendo un asiduo del Rastro de Gijón, que aún hoy sigue visitando. Después, a medida que iba aumentando el número de piezas, empezó a trasladarse a León, donde recorría los pueblos de montaña. Más tarde, por motivos comerciales, tuvo oportunidad de viajar a Santander y Cataluña y recorrer las calles de Buenos Aires, Montevideo, Nueva York y Túnez en busca de piezas para sus colecciones.
Año tras año, fue acumulando tal número de variados artilugios, que el local donde los guardaba se quedó pequeño. Le salió la oportunidad de comprar una casa en Quintes, estilo mariñán, conocida como 'la casa de Alejo' y decidió rehabilitarla junto con otras dependencias, como el antiguo lagar y el hórreo. Todo ello se ha convertido en un monumental museo de antigüedades, tan espectacular como su entorno. En el interior de las instalaciones, todas las herramientas están ordenadas de tal manera que, al primer golpe de vista, el visitante ya puede apreciar aquellas que eran usadas antaño en diferentes oficios, tales como la carpintería, la albañilería, la minería, la cantería, la marina, la fontanería o el sector de la electricidad.
También ha recopilado aperos de casa y de campo, maderas, zapatos, rosarios de varias nacionalidades y libros de misa antiquísimos. González no se cansa de explicar su procedencia, su uso y su antigüedad. En otro apartamento, un viejo llagar de sidra natural, guarda la primera maquinaria usada en Asturias para fabricar sidra achampanada. Este museo no está abierto al público. Julio lo tiene por satisfacción personal y para mostrarlo a sus amigos. Pero si hay personas interesadas en verlo, no tiene inconveniente en abrirlo.
08.02.10 - 02:24 - LUIS CASO QUINTES.
Julio González Barrio tiene en su casa de Quintes un auténtico museo. Ha reunido artilugios y herramientas de toda clase de oficios -la mayoría antiguos- hasta sumar 5.300 piezas. Un buen número son anteriores al siglo XX. Industrial conservero, antes en El Natahoyo y ahora en el polígono gijonés de Somonte, González comenzó a coleccionar antigüedades hace más de 20 años. Comenzó siendo un asiduo del Rastro de Gijón, que aún hoy sigue visitando. Después, a medida que iba aumentando el número de piezas, empezó a trasladarse a León, donde recorría los pueblos de montaña. Más tarde, por motivos comerciales, tuvo oportunidad de viajar a Santander y Cataluña y recorrer las calles de Buenos Aires, Montevideo, Nueva York y Túnez en busca de piezas para sus colecciones.
Año tras año, fue acumulando tal número de variados artilugios, que el local donde los guardaba se quedó pequeño. Le salió la oportunidad de comprar una casa en Quintes, estilo mariñán, conocida como 'la casa de Alejo' y decidió rehabilitarla junto con otras dependencias, como el antiguo lagar y el hórreo. Todo ello se ha convertido en un monumental museo de antigüedades, tan espectacular como su entorno. En el interior de las instalaciones, todas las herramientas están ordenadas de tal manera que, al primer golpe de vista, el visitante ya puede apreciar aquellas que eran usadas antaño en diferentes oficios, tales como la carpintería, la albañilería, la minería, la cantería, la marina, la fontanería o el sector de la electricidad.
También ha recopilado aperos de casa y de campo, maderas, zapatos, rosarios de varias nacionalidades y libros de misa antiquísimos. González no se cansa de explicar su procedencia, su uso y su antigüedad. En otro apartamento, un viejo llagar de sidra natural, guarda la primera maquinaria usada en Asturias para fabricar sidra achampanada. Este museo no está abierto al público. Julio lo tiene por satisfacción personal y para mostrarlo a sus amigos. Pero si hay personas interesadas en verlo, no tiene inconveniente en abrirlo.