El Muja rescata el primer resto de xorrón jurásico, un gusano utilizado para pescar
• El grupo que encabeza José Carlos García-Ramos halla en la Playa España - Villaviciosa un rastro de un «Arenicola marina»• Los científicos encontraron también huellas de cocodrilo, una icnita de terópodo y una hoja de conífera
• El grupo que encabeza José Carlos García-Ramos halla en la Playa España - Villaviciosa un rastro de un «Arenicola marina»• Los científicos encontraron también huellas de cocodrilo, una icnita de terópodo y una hoja de conífera
Jose Carlos García, y Teo Morís
Playa España (Villaviciosa), Bárbara MORÁN. El equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (Muja) ha rescatado una nueva reliquia. El grupo que encabeza José Carlos García-Ramos ha hallado en Playa España, en Villaviciosa, los únicos rastros jurásicos del gusano conocido en Asturias como xorrón, cuyo nombre científico es «Arenicola marina», que se emplea como cebo para pescar. Los restos fueron rescatados ayer y ya descansan en el laboratorio del Muja. Este nuevo hallazgo paleontológico fue el resultado de una expedición celebrada ayer, en la que tampoco faltaron otros descubrimientos. Entre los más destacados, varias huellas de un cocodrilo jurásico de pequeño tamaño, una icnita de dinosaurio terópodo (carnívoros bípedos de los que surgieron las aves) y una hoja de conífera. El trabajo, minucioso e incansable, de los tres miembros del equipo científico del Muja -José Carlos García-Ramos, Laura Piñuela y José Ignacio Ruiz-Omeñaca- no deja de dar frutos. Desde hace tres años ya han logrado rescatar de la costa oriental más de 300 restos del Jurásico Superior, legados de dinosaurios y otras especies, que vivieron en Asturias hace la friolera de 150 millones de años. La expedición de ayer, que discurrió por las afiladas e inestables rocas de la parte oriental de Playa España, arrancó a las diez de la mañana y culminó pasada la una de la tarde. En los trabajos de rescate de los restos jurásicos también participó Teo Morís Costales, uno de los gemelos de la localidad maliayesa de Quintueles -el otro es Gerardo- que ayudan al equipo científico del Muja desde hace trece años. La labor de estos dos hermanos es imprescindible para culminar los rescates. Ambos poseen una cantera de arena y su conocimiento de las rocas es vital para reducir su tamaño y su peso sin dañar el fósil, y así sacar del acantilado los restos que, si quedaran allí, el mar acabaría destrozando. Las dos rocas en las que había impregnados restos de xorrón pesaban 200 y 150 kilos, aproximadamente, y, gracias a la destreza de Teo Morís con la maza y las cuñas de hierro, quedaron reducidas a 50 y 30 kilos, respectivamente. «Su labor es vital para nosotros. Sin los gemelos no hubiéramos podido salvar tantas huellas. Pero aún hay muchas por rescatar y sólo con medios humanos es imposible», subrayó García Ramos. Los científicos del Muja habían localizado hace unos días las dos rocas con restos de excrementos de xorrón y otra más pequeña con una huella de un dinosaurio teogosaurio. Ayer, la lluvia por fin dio una tregua y, aprovechando la bajamar, el equipo de García-Ramos inició la aventura. Equipados con mochilas especiales para transportar rocas, llegaron al acantilado y localizaron los tesoros jurásicos. Algunos estaban movidos debido al fuerte oleaje que azotó a la costa en los últimos días. Pero las piezas estaban sanas y salvas. Mientras Teo Morís, con la ayuda de García-Ramos, se peleaba con una roca de 200 kilos para reducir su tamaño sin dañar los restos de xorrón, Piñuela y Ruiz-Omeñaca encontraban huellas de un cocodrilo y una hoja de conífera impresa en una roca. «Es un ejemplar muy pequeño, probablemente una cría. Ya hemos encontrado muchos restos de cocodrilos. Eran coetáneos con los dinosaurios y al ser especies acuáticas sus restos se encuentran más fácilmente», comentaron los geólogos. Con estos nuevos hallazgos la excursión fue más que enriquecedora para el equipo del Muja, que regresó al museo colungués cargado de joyas que próximamente se mostrarán en los expositores del equipamiento a los miles de visitantes que anualmente acuden al museo colungués. «Sin duda, haber localizado estos restos de "Arenicola marina", conocida entre los pescadores como xorrón, ha sido muy importante, ya que son piezas que hasta ahora nunca antes habíamos localizado y a nivel mundial poco se sabe de restos jurásicos de esta especie», apuntó García-Ramos, quien señala que el litoral oriental asturiano, desde Gijón hasta Ribadesella, es una auténtica «cantera de restos jurásicos. Creo que nunca dejaremos de sacar material. Es difícil salir a dar una vuelta por esta zona y no encontrar algún resto», concluyó.