Residente en la Argentina desde hace unos 70 años, formó parte del fenómeno migratorio al país de mediados del pasado siglo
Hijo de Serafín Álvarez, más conocido como el tambor, y de Rosario Morís, nació en Quintes en 1930 en el seno de una familia numerosa formada por siete hermanos. Siendo casi un niño y con una España recuperándose de la guerra civil emigró a la Argentina en busca de una vida mejor, aventura que por entonces emprendieron decenas de vecinos.
La casa del tambor, donde nació Isidoro, se encuentra a escasos 700 metros de la costa. Ayer nos contaba Abel, de casa Kilo, que cuando salió para embarcar en El Musel dejó una bandera colgada de un mástil para ver la casa cuando pasara el barco. Son historias de unos jóvenes que dejaron atrás familia, amigos y una España a la que solo volverían de visita en contadas ocasiones.
A su llegada a la Argentina fue recibido por Aladino y Gaspar Amado, hermanos de Esther de casa Eladio, que fueron dos de sus grandes amigos de siempre. Como la mayoría de emigrantes tuvo que luchar fuerte para abrirse camino, después de trabajar en diferentes actividades entró en la Compañía de Servicios Eléctricos, donde se jubiló. Vivía en San Isidro, zona norte de Buenos Aires, y tenía una casa de verano en Mar de Ajó.
Viudo desde hace unos años deja una hija, Liliana, tres nietos, María Paz, Ezequiel y Lucas, además de cinco bisnietos.
Nuestro más sentido pésame para todos ellos.
Nuestro más sentido pésame para todos ellos.