23 junio 2020

1934, Necesidades del pueblo de Quintes

En la vida de los pueblos, como en la de los individuos, nunca las ambiciones se ven satisfechas. 
Se desea vivamente un beneficio confiando encontrar en él la máxima satisfacción, y tan pronto se haya obtenido se desea otro mayor y todas las actividades se dirigen en este nuevo sentido. 
Pero hay ambiciones que pasas a la categoría de apremiantes necesidades y entonces ya no se puede cejar un momento mientras estas necesidades no se vean satisfechas aunque sea a costa de algún sacrificio. Tal sucede en este pueblo de Quintes en lo que se refiere a instrucción primaria. 
Hace algún tiempo que los maestros en vista del trabajo escolar excesivo, con escasos resultados a causa de la crecida matricula que existe, pusieron este hecho en conocimiento del Ayuntamiento para que éste pusiera en práctica la tramitación del expediente de creación de nuevas escuelas sin que hasta la fecha haya dado resultado. La población escolar aumenta, los deseos de instrucción de las gentes cada vez son más notorios; los maestros no se desenvuelven con un número de ciento y pico de niños. ¿ Tomará, ahora, el Ayuntamiento estas quejas en consideración para la creación de dos nuevas escuelas?. Creemos que sí, dado lo mucho que en la actualidad se está haciendo en beneficio de la enseñanza. 
También este pueblo de Quintes, tan pintoresco por sus situación y paisaje, tan acogedor `por la amabilidad y simpatía de sus moradores, todo lo cual hace que en él acudan gran número de veraneantes, siente otras necesidades muy perentorias, puesto que de ellas depende, en casi su totalidad, la salud pública. Somos cerca de las mil almas las que poblamos este territorio y el suministro de agua potable a las casas está en muy malas condiciones. La mayoría de los vecinos se sirven del agua de pozo y son los mejor surtidos, porque la otra parte, muchas veces tenemos que coger el agua para los usos domésticos en el lugar que acaban de beber los ganados. 
¿ Y qué diremos de los lavaderos?. En muchas ocasiones tienen que reunirse diez, doce mujeres en un lavadero que por su caudal de agua malamente lo podrían hacer dos. ¿ Podría ser esto higiénico aun en estos momentos lugares en que por su ambiente las personas gozan de una salud sin tacha? Así se explica el que, como sucedió estos años atrás, en cuanto aparece un caso de gripe muy pronto se extiende la epidemia por todo el vecindario. Llamamos la atención a las autoridades de nuestro Municipio para que por su iniciativa y con el esfuerzo y la buena voluntad de estos nobles vecinos haga los medios por remediar estos males. 
Hace algunos meses que circuló entre los vecinos la grata noticia de la traída de energía eléctrica para instalar el alumbrado en este pueblo, cuyo fluido seria suministrado por la fábrica propiedad de la Compañía “Ercoa” y poco más tarde estos rumores empezaron a convertirse en realidad. El conocido americano señor Varas, haciendo un esfuerzo moral y económico, consiguió dar forma material a lo que desde hacía tiempo anhelaba. 
Empezaron los trabajos con la natural alegría de todos y nuestro estimado amigo don Rafael no tardó mucho en sentir los efectos de la magnífica iluminación en su flamante morada. Los demás vecinos del barrio Cimadevilla, mediante una pequeña aportación que les exigió la Empresa, también disfrutan hoy de luz eléctrica, mientras el resto del vecindario a causa del estipendio que la Compañía fija (4000 pesetas) tenemos que esperar con los brazos cruzados a ser agraciados con el “gordo” de Navidad para equipararnos a los favorecidos en la iluminación ¿No es esto un abuso? Los empleados electricistas, cumpliendo órdenes superiores, suspendieron el trabajo en este pueblo para poner el tendido en otro próximo y sin dar la menor esperanza de atender nuestras justas peticiones. 
Después de tener luz eléctrica, fácil será conseguir teléfono público, indispensable en pueblos que carecen de servicio médico y hay que recorrer una distancia de 13 kilómetros para avisar al más próximo. En casos urgentes, ya puede deducir el lector, las consecuencias que pueden traer la pérdida de tiempo. 
Llamamos la atención a quienes tienen la obligación de velar por el mejoramiento de los pueblos y sin excusas estudien la forma de evitar tantos males. 
Publicado por el Semanario católico “ORIENTACIONES” de Villaviciosa el 16 de Mayo de 1934