04 agosto 2015

Quintes estrena vidrieras

Gualdi Álvarez fabrica y dona tres cristaleras a la iglesia parroquial de San Fabián y San Sebastián
La artesana restaurará también la talla de San Antonio, dañada por la polilla y confía tenerla lista para la próxima festividad de septiembre

· LYDIA IS/ EL COMERCIO
Francisco, Gualdi y Aladino
La familia de Gualdi Álvarez Palacio siempre ha estado muy ligada a la iglesia de San Fabián y San Sebastián, en Quintes. Fue su bisabuelo, Andrés Palacio quien, a principios del siglo XX, donó la cruz del campanario y, con el paso del tiempo, sus descendientes fueron colaborando de forma altruista con el mantenimiento del templo en diferentes etapas.
Por ello, cuando a esta vecina que lleva toda la vida ligada a la parroquia maliaya se le presentó la oportunidad de echar una mano, no se lo pensó. «Mi familia se implicó siempre mucho y yo heredé ese entusiasmo, siempre tuve interés por la iglesia y quería poner mi granito de arena en mi paso por aquí», explica.
Y con la ayuda de su marido, Francisco Rodríguez, ya jubilado, decidió renovar la imagen del batipsterio. Lo primero de todo fue sanear los marcos de madera, que estaban podridos y, posteriormente, sustituir las ventanas por unas vidrieras de creación propia. «Siempre me gustó el oficio, hace diez años que soy artesana y son lo mío», asegura. «Busqué algo que luciera y que tuviera un poco de color, pero que a la vez fuera sencillo y que no matara la piedra de la pila bautismal, que es la verdadera protagonista», añade.
Gualdi se refiere a la pieza que en 1959 donaron dos canteros vecinos de Quintes, Manuel y Eladio. La parroquia está muy ligada a este oficio, ya que algunos maestros procedentes de Galicia trabajaron en la construcción de la Universidad Laboral de Gijón y, posteriormente, se quedaron tras las obras y se integraron en la parroquia maliaya al contraer matrimonio. Fue el caso de Manuel Pena, casado con Zulima de la Vega.
Piedra caliza
La pila bautismal está ejecutada en una sola pieza de piedra caliza con un perfecto acabado octogonal con tallados circulares diferentes en cada cara. «Es una lástima que poca gente la conozca porque, por lo general, la puerta del baptisterio está cerrada. Queremos que se pueda abrir», apunta la artesana.
No es la primera vez que Gualdi y su marido colaboran con la iglesia. Hace años intervinieron en el retablo, obra del escultor Joaquín Rubio Camín, que estaba dañado por la polilla. El templo de Quintes se inauguró en 1950, tras una laboriosa reconstrucción, dado que el edificio original fue quemado durante la guerra civil. Durante casi dos décadas, los oficios religiosos de la parroquia se celebraron en el inmueble que en la actualidad acoge la sede de la Sociedad Cultural Recreativa Clarín.
Ahora, con el trabajo de las vidrieras ya terminado, queda pendiente arreglar el techo del baptisterio y restaurar la talla de San Antonio. «Está bastante afectada por la polilla, así que primero tendré que sanearla y luego tratar la madera por dentro», explica Gualdi. «Es una labor a la que hay que dedicar tiempo y paciencia, no se puede trabajar con prisa», señala. Su intención es que quede lista para la fiesta de San Antonio que se celebra en septiembre.

 Francisco Rodríguez, Gualdi Álvarez y Aladino Amado, junto a las nuevas vidrieras del baptisterio. 
 Nuevas vidrieras
 Cristo restaurado
 Retablo del escultor J. Rubio Camin
Pila bautismal labrada en piedra arenisca

A.